Página 24 - Testimonios para los Ministros (1979)

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Testimonios para los Ministros
en que la Corporación Legal de la Asociación General atendiera
esos asuntos. Se reconoció que en vista de la gran responsabilidad
depositada sobre esa organización legal, su número de miembros
debería ser de 21. El congreso aprobó esas propuestas.
Los informes posteriores revelan que se dieron pasos para unifi-
car las actividades de la iglesia en todo el mundo—las mismas que
habían sido confiadas a diversas comisiones—, para ponerlas bajo la
dirección de esa comisión de 21 miembros de la Corporación Legal
de la Asociación General.
Los principales miembros de la Junta Directiva de la Asociación
General eran también los miembros principales de la Corporación
Legal. Pero, debido a que muchos de sus miembros se hallaban
generalmente diseminados por todo el mundo, la consideración de
los asuntos corrientes quedaba mayormente en manos de unos pocos
hombres que vivían en Battle Creek, algunos de los cuales estaban
profundamente implicados con las actividades administrativas de las
instituciones de esa ciudad.
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No todo lo que se contemplaba en el voto tomado para unificar
la obra pudo cumplirse, pero se llevó a cabo lo suficiente como
para iniciar un movimiento centralizador y para cargar a la Corpo-
ración Legal con las obligaciones financieras de las editoriales, las
sociedades de publicaciones, las instituciones educacionales y los
sanatorios de todo el mundo. Puesto que muy rara vez se podían
celebrar sesiones plenarias de estas juntas, resultó inevitable que las
decisiones corrientes relacionadas con los intereses de la causa en
todo el mundo fueran tomadas por un puñado de hombres de Battle
Creek, que en muchos casos no eran más de cuatro, cinco o seis.
Mediante sus mensajes Elena G. de White se opuso a esa tendencia
a la centralización, como asimismo a otras que no contaban con la
aprobación de Dios.
La situación de Battle Creek, con respecto a ambas instituciones
y a la Asociación General, resulta muy bien presentada en el artículo
titulado “No Tendrás Dioses Ajenos Delante de Mí”, escrito en
septiembre de 1895, y que aparece en las páginas 359 a 364 de esta
obra. El lector haría bien en examinar cuidadosamente esas líneas.
El mensaje de Elena G. de White al pastor Olsen, presidente a la
vez de la Asociación General y de la Corporación Legal, contiene
muchos mensajes de reprensión para los que querían asumir la res-