Página 25 - Testimonios para los Ministros (1979)

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Marco histórico
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ponsabilidad de tomar decisiones que afectaban tan profundamente
la obra de la organización en todo el mundo. Mucha de la instruc-
ción enviada al pastor Olsen se encuentra en
Testimonios para los
Ministros
. Como ya lo hemos mencionado, él hizo imprimir esos
mensajes para que esas instrucciones y amonestaciones también
pudieran llegar a otras personas.
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Trascendentales problemas de nuestras casas editoras
Desgraciadamente, la política oportunista seguida por nuestras
editoriales en los comienzos de su historia, que las indujo a dedicarse
a tareas comerciales, había comprometido tan profundamente a esas
instituciones, que se estaban dedicando casi plenamente al negocio
de imprimir. En algunas ocasiones llegó al punto en que aproximada-
mente el 70 % del material impreso era de carácter comercial y sólo
el 30 % de naturaleza denominacional. Las personas responsables de
los intereses financieros de las editoriales consideraban que la tarea
que se les había confiado era la de simples impresores, y esa actitud
los indujo a aceptar para su publicación algunos manuscritos que
jamás deberían haber sido impresos por la iglesia. Véase
Joyas de los
Testimonios 3:161 a 168
), capítulo “Los Trabajos Comerciales”, y
Mensajes Selectos 2:401 y 402
, “Consejos Acerca de la Publicación
de Libros sobre Hipnotismo”.
Al mismo tiempo, algunos de los hombres que ocupaban cargos
de responsabilidad en la obra de publicaciones se apartaron de algu-
nos importantes principios básicos relacionados con la remuneración
del personal de nuestras instituciones. Se aducía que la obra había
alcanzado el nivel de prosperidad en que se encontraba debido a las
habilidades especiales y los talentos de los que servían en la línea
administrativa; por lo tanto, esos hombres debían ser favorecidos
con remuneraciones especiales que estuvieran más de acuerdo con
su cargo de administradores. Como resultado de ello, algunos hom-
bres que ocupaban puestos claves recibían sueldos que equivalían al
doble del de los obreros especializados del taller.
El mismo espíritu indujo a los administradores de la editorial de
Battle Creek a tomar todas las medidas a su alcance para apropiarse
de la producción literaria que llegaba a sus manos, con el resultado
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de que los autores de los libros publicados por la casa no recibían