Página 245 - Testimonios para los Ministros (1979)

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A los hermanos que ocupan puestos de responsabilidad
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Albergan y revelan este espíritu algunas personas que ocupan puestos
de responsabilidad y, debido a eso, Dios no puede hacer la obra que
desea realizar por medio de ellos. A través de su conducta, los que
revelan este espíritu ponen de manifiesto lo que serían en el cielo si
se les confiaran responsabilidades allí.
Los que consideran las almas de los hombres a la luz de la cruz
del Calvario, no necesitan errar con respecto al valor que debiera
asignárseles. La razón por la cual Dios ha permitido que algunos
miembros de la familia humana fueran tan ricos y otros tan pobres,
seguirá siendo un misterio para los hombres hasta la eternidad, a
menos que establezcan la debida relación con Dios y ejecuten los
planes divinos en lugar de obrar de acuerdo con sus propias ideas
egoístas, según las cuales, debido a que un hombre es rico, ha de
ser más respetado que su vecino pobre. Dios permite que su sol
brille sobre justos e injustos, y ese sol representa a Cristo, el Sol de
justicia, que resplandece como la luz del mundo, y esparce sus ben-
diciones y misericordias, visibles e invisibles, sobre ricos y pobres
por igual. Este principio ha de guiar nuestra conducta hacia nuestros
semejantes. El Señor es quien enseña los más sublimes sentimien-
tos morales, los principios más elevados, y ningún hombre puede
desviarse de ellos y estar sin culpa. Es el mayor insulto inferido a
la bondad de Dios dudar de que él quisiera que impartamos a los
demás las bendiciones, tanto espirituales como temporales, que nos
ha dado en abundancia.
Una religión pura, una vida recta y santa, hacen de un hombre un
cristiano. Pero en todo momento, desde su apostasía en el cielo, la
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conducta de Satanás se ha caracterizado por el perpetuo engaño y la
rudeza permanente; y hay cristianos profesos que están aprendiendo
sus métodos y procedimientos. Mientras pretenden servir a la causa
de Dios, privan a sus semejantes de sus derechos, para servirse a sí
mismos.
Todo ser humano ha sido comprado por precio y, como herencia
de Dios, tiene ciertos derechos de los cuales nadie debe privarlo. El
Señor no aceptará el servicio de los que practican la duplicidad. La
menor ventaja obtenida de esa manera será una deshonra para Dios
y la verdad. Los que poseen la religión de la Biblia harán justicia,
amarán misericordia y se humillarán ante su Dios. Estas son las
pautas dadas por el Dios de la justicia acerca de este asunto.