Página 340 - Testimonios para los Ministros (1979)

Basic HTML Version

336
Testimonios para los Ministros
regiones de las tinieblas puedan oír el mensaje salvador?...
Resultados de servir al yo
¡Oh, si los que profesan conocer la verdad tuvieran el espíritu
de Cristo, el Redentor que se sacrificó a sí mismo, que renunció
a sus riquezas, a su esplendor, a su alto mando e hizo todo lo que
podía hacer un Dios para salvar a las almas, se negarían a sí mismos,
tomarían su cruz y seguirían a Jesús! ¿Cómo daréis cuenta ante Dios
en el gran día del juicio, vosotros que amáis el tesoro mundanal,
de vuestros esfuerzos débiles y soñolientos para enviar la verdad a
las regiones lejanas? Habrá que dar cuenta del dinero invertido en
bicicletas, vestidos y otras cosas innecesarias. [
veasé el Apéndice.
]
Como pueblo de Dios debéis representar a Jesús, pero Cristo se
avergüenza de los que son complacientes consigo mismos. Mi cora-
zón está dolorido y apenas puedo dominar mis sentimientos cuando
pienso en cuán fácilmente nuestro pueblo se aparta de los principios
cristianos prácticos para agradar al yo. Hasta ahora muchos de vo-
sotros creéis la verdad sólo en forma parcial. El Señor Jesús dice:
“No podéis servir a Dios y a las riquezas”, y hemos de vivir de toda
palabra que sale de su boca. ¿Cuántos creen esta palabra?
El Señor aborrece vuestros procedimientos egoístas, y sin embar-
go su mano se extiende todavía. Os insto por causa de vuestras almas
a que escuchéis mi ruego ahora en favor de los que son misioneros
en los campos extranjeros, cuyas manos están atadas por vuestra
forma de proceder. Satanás ha estado trabajando con todo su poder
de engaño para llevar las cosas al punto en que el camino quede
obstruido por la carencia de medios en la tesorería.
¿Os dais cuenta de que cada año miles y miles y decenas de
miles de almas están pereciendo, muriendo en sus pecados? Las
plagas y los juicios de Dios ya están haciendo su obra, y las almas
van a la ruina porque la luz de la verdad no ha resplandecido sobre
[399]
su sendero. ¿Creemos plenamente que hemos de llevar la Palabra de
Dios a todo el mundo? ¿Quién cree esto? “¿Cómo, pues, invocarán a
aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien
no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique?” ¿Quién
tiene la fe que lo induzca a llevar a la práctica esta palabra? ¿Quién
cree en la luz que Dios ha dado?