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Testimonios para los Ministros
porciones de la misma en el folleto como un testimonio inédito,
para respaldar la posición que ha adoptado. ¿Es esto honorable?
No había nada en el testimonio que sostuviera la posición del Hno.
S.; pero él lo aplicó erróneamente, como muchos hacen con los
textos de la Escritura, para perjuicio de su propia alma y de las
almas de los demás. Dios juzgará a los que se toman libertades
injustificables y utilizan métodos fraudulentos para dar carácter e
influencia a lo que ellos consideran como verdad. Al utilizar una
carta privada enviada a otra persona, el Hno. S. ha hecho un mal
uso de los bondadosos esfuerzos de alguien que deseaba ayudarlo.
Las personas que publicaron el panfleto sobre el
Fuerte Clamor,
y la
caída de todas las iglesias, dan evidencia de que el Espíritu Santo de
Dios no está trabajando con ellas. “Por sus frutos los conoceréis”.
Los que reciben los folletos que defienden estas falsas posiciones,
recibirán la impresión de que yo apoyo estas opiniones y estoy unida
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con estos obreros en proclamar lo que ellos designan como “nueva
luz”. Yo sé que su mensaje está mezclado con la verdad, pero la
verdad está falsamente aplicada y pervertida por su relación con
el error. Quisiera decir al hermano que envió a estos hombres una
copia de una carta que yo le escribí, que yo no he tenido ninguna
intención de censurarlo, y nadie debe arrojar la menor culpa sobre
usted concerniente a este asunto. Si yo lo juzgara falsamente y lo
censurara, cuando sus motivos e intenciones eran buenos, incurriría
en el desagrado de Dios. Si el hermano a quien usted intentó ayudar
se ha tomado libertades y ha traicionado la confianza que usted
depositó en él, no se culpe por ello ni se apene por los resultados de
la infidelidad de él.
Instrucción a los discípulos
Hay asuntos en los
Testimonios
que se han escrito no para el
mundo en general, sino para los creyentes hijos de Dios, y no es
apropiado hacer que la instrucción, la advertencia, el reproche o los
consejos de este carácter sean hechos públicos para el mundo. El
Redentor del mundo, el Enviado de Dios, el más grande Maestro que
los hijos de los hombres conocieron alguna vez, presentó algunos
temas de instrucción, no para el mundo, sino para sus discípulos
solos. Aunque tenía mensajes destinados a las multitudes que se