Página 53 - Testimonios para los Ministros (1979)

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La iglesia de Cristo
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a crucificar, y ha entregado a la vergüenza pública al perseguir a
su pueblo. El mundo ha rechazado a Cristo en la persona de sus
santos, ha rehusado sus mensajes al rechazar los mensajes de los
profetas, apóstoles y mensajeros. Ha rechazado a aquellos que han
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sido colaboradores con Cristo, y por esto tendrá que rendir cuentas.
Satanás está a la cabeza de todos los acusadores de los hermanos;
pero cuando él presenta los pecados del pueblo de Dios, ¿qué con-
testa el Señor? Dice: “Jehová te reprenda, oh Satanás; Jehová que
ha escogido a Jerusalén te reprenda. ¿No es éste un tizón arrebatado
del incendio? Y Josué estaba vestido de vestiduras viles, y estaba
delante del ángel”. Satanás ha presentado a los escogidos y leales
hijos de Dios como llenos de contaminación y pecado. El podría
describir específicamente los pecados de que habían sido culpables.
¿No había puesto él en marcha toda la confederación del mal para
inducirlos, por sus artes seductoras, a esos mismos pecados? Pero
ellos se habían arrepentido; habían aceptado la justicia de Cristo.
Estaban, por lo tanto, ante Dios vestidos del manto de la justicia de
Cristo; y “habló el ángel, y mandó a los que estaban delante de él,
diciendo: Quitadle esas vestiduras viles. Y a él le dijo: Mira que he
quitado de ti tu pecado, y te he hecho vestir de ropas de gala”. Todo
pecado del cual habían sido culpados fue perdonado, y estaban en
pie delante de Dios como elegidos y fieles, como inocentes, como
perfectos, como si nunca hubieran pecado.
La palabra de aliento
“Después dijo: Pongan mitra limpia sobre su cabeza. Y pusieron
[los ángeles de Dios] una mitra limpia sobre su cabeza, y le vistieron
las ropas. Y el ángel de Jehová [Jesús, el Redentor de ellos] estaba
en pie. Y el ángel de Jehová amonestó a Josué, diciendo: Así dice
Jehová de los ejércitos: Si anduvieres por mis caminos, y si guardares
mi ordenanza, también tú gobernarás mi casa, también guardarás mis
atrios, y entre éstos que aquí están te daré lugar”. Quisiera que todos
los que pretenden creer la verdad presente pensaran seriamente en
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las maravillas presentadas en este capítulo. Por débil y aquejado de
flaquezas que sea el pueblo de Dios, los que se arrepienten de la
deslealtad al Señor en esta generación mala y perversa, y vuelven a
serle leales, estando firmes en la vindicación de la santa ley de Dios,