Página 52 - Testimonios para los Ministros (1979)

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Testimonios para los Ministros
arrepintamos ante Dios de la transgresión de su ley, y ejerzamos fe en
nuestro Señor Jesucristo, a quien el mundo ha rechazado, estaremos
bajo la plena condenación merecida por aquellos que eligieron a
Barrabás en lugar de Jesús. El mundo entero está acusado hoy del
rechazo y asesinato deliberados del Hijo de Dios. La Palabra guarda
registro de que judíos y gentiles, reyes, gobernadores, ministros,
sacerdotes y pueblo—todas las clases y sectas que revelan el mismo
espíritu de envidia, odio, prejuicio e incredulidad manifestados por
aquellos que entregaron a la muerte al Hijo de Dios—reeditarían
la misma actuación si se les presentara la oportunidad que tuvieron
los judíos y el pueblo del tiempo de Cristo. Serían participantes del
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mismo espíritu que exigió la muerte del Hijo de Dios.
En la escena en que se representa la obra de Cristo por nosotros,
y la decidida acusación de Satanás contra nosotros, Josué aparece
como el sumo sacerdote e interpone una demanda en favor del pueblo
que guarda los mandamientos de Dios. Al mismo tiempo Satanás
presenta al pueblo de Dios como compuesto de grandes pecadores,
y hace aparecer ante el Señor la lista de los pecados que él los tentó
a cometer durante su vida, y exige que debido a sus transgresiones
sean entregados en sus manos para la destrucción. Exige que no sean
protegidos por los ángeles ministradores contra la confederación del
mal. Está lleno de odio porque no puede atar en manojos a los hijos
de Dios con el mundo, a fin de que le rindan completa obediencia.
Reyes, príncipes y gobernantes han colocado sobre sí mismos el
rótulo del anticristo, y son representados por el dragón que va a
hacer guerra contra los santos, los que guardan los mandamientos
de Dios y tienen la fe de Jesús. En su enemistad contra el pueblo de
Dios, se muestran culpables también de la elección de Barrabás en
lugar de Cristo.
El mundo es llamado a cuentas
Dios tiene un pleito con el mundo. Cuando sesione el juicio
y los libros se abran, él tendrá una terrible cuenta que arreglar,
que ahora mismo haría que el mundo temiera y temblase si los
hombres no estuvieran enceguecidos y hechizados por los engaños
y las seducciones satánicas. Dios llama al mundo a cuentas por la
muerte de su Hijo unigénito a quien virtualmente el mundo ha vuelto