Página 51 - Testimonios para los Ministros (1979)

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La iglesia de Cristo
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unirse en una confederación del mal, para complicar la situación del
pueblo de Dios, persiguiéndolo y causándole grandes sufrimientos.
El mundo entero será incitado a la enemistad contra los adventistas
del séptimo día, porque ellos no rendirán pleitesía al papado, hon-
rando el domingo, la institución de este poder anticristiano. Es el
propósito de Satanás hacer que sean extirpados de la tierra, a fin de
que nadie pueda impugnar su supremacía en el mundo.
Acusaciones de Satanás
Se presentó delante del profeta la escena de la acusación de
Satanás. El dice: “Me mostró el sumo sacerdote Josué, el cual estaba
delante del ángel de Jehová, y Satanás estaba a su mano derecha
para acusarle”. Jesús es nuestro gran Sumo Sacerdote en los cielos.
¿Y qué está haciendo? Está efectuando una obra de intercesión y
expiación en favor de sus hijos que creen en él. Por medio de la
justicia imputada de Cristo, los miembros de su pueblo son aceptados
por Dios como personas que confiesan ante el mundo que pertenecen
a Dios guardando todos sus mandamientos. Satanás está lleno de
maligno odio contra ellos, y manifiesta hacia ellos el mismo espíritu
que manifestó hacia Jesús cuando estaba en la tierra. Cuando Cristo
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se hallaba ante Pilato, el gobernante romano trató de liberarlo, y
deseó que el pueblo escogiera salvar a Jesús de la terrible prueba por
la cual estaba por pasar. Presentó ante la multitud clamorosa al Hijo
de Dios y al criminal Barrabás, e inquirió: “¿A quién queréis que os
suelte: a Barrabás, o a Jesús, llamado el Cristo?” “Y ellos dijeron:
A Barrabás. Pilato les dijo: ¿Qué, pues, haré de Jesús, llamado el
Cristo? Todos le dijeron: ¡Sea crucificado!”
El mundo estaba agitado por la enemistad de Satanás, y cuando
se les pidió que eligieran entre el Hijo de Dios y el criminal Barrabás,
los judíos escogieron al maleante antes que a Jesús. Las ignorantes
multitudes fueron inducidas, por los engañosos razonamientos de
los que se hallaban en alta posición, a rechazar al Hijo de Dios,
para escoger a un ladrón y homicida en su lugar. Recordemos todos
que todavía estamos en un mundo donde Jesús, el Hijo de Dios, fue
rechazado y crucificado, un mundo en el que todavía permanece
la culpa de despreciar a Cristo y preferir a un ladrón antes que al
Cordero inmaculado de Dios. A menos que individualmente nos