La iglesia de Cristo
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y se me reveló claramente que Malaquías ha planteado el caso tal
como es en realidad. ¿Cómo, entonces, se atreve hombre alguno a
pensar siquiera en su corazón que una sugerencia para retener los
diezmos y las ofrendas viene del Señor? ¿En qué punto, hermano
mío, se ha salido usted de la senda? ¡Oh, coloque nuevamente sus
pies en la senda recta!
“Estamos cerca del fin, pero si usted o algún otro hombre es
seducido por el enemigo e inducido a fijar la fecha de la venida de
Cristo, estará haciendo la misma obra mala que ha producido la
ruina de las almas de aquellos que la hicieron en lo pasado.
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“Si usted lleva el yugo de Cristo, si soporta su carga, verá que hay
mucho que hacer en armonía con los siervos de Dios en la obra de
predicar a Cristo y a Cristo crucificado. Pero cualquiera que empiece
a proclamar un mensaje para anunciar la hora, el día o el año de la
aparición de Cristo, ha tomado sobre sí un yugo y está proclamando
un mensaje que el Señor nunca le ha dado.
“Dios tiene una iglesia en la tierra, que es su pueblo escogido,
que guarda sus mandamientos. El está conduciendo, no ramas ex-
traviadas, no uno aquí y otro allá, sino un pueblo. La verdad es un
poder santificador; pero la iglesia militante no es la iglesia triunfante.
Hay cizaña entre el trigo. ‘¿Quieres, pues, que... la arranquemos?’,
fue la pregunta del siervo; pero el señor contestó: ‘No, no sea que
al arrancar la cizaña, arranquéis también con ella el trigo’. La red
del Evangelio no prende sólo peces buenos, sino también malos, y
solamente el Señor conoce los suyos.
“Es nuestro deber individual andar humildemente con Dios. No
hemos de buscar cualquier mensaje nuevo y extraño. No hemos
de pensar que los escogidos de Dios, que están tratando de andar
en la luz, constituyen Babilonia. Las iglesias caídas son Babilonia.
Babilonia ha estado fomentando doctrinas venenosas, el vino del
error. Este vino del error se compone de falsas doctrinas, como la
inmortalidad natural del alma, el tormento eterno de los impíos, la
negación de la preexistencia de Cristo antes de su nacimiento en
Belén, y la defensa y exaltación del primer día de la semana sobre el
día santificado por Dios. Estos y otros errores afines son presentados
al mundo por las varias iglesias, y así se cumplen las Escrituras que
dicen: ‘Porque todas las naciones han bebido del vino del furor de
su fornicación’. Es un furor producido por las falsas doctrinas, y