Página 68 - Testimonios para los Ministros (1979)

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Testimonios para los Ministros
demonios y guarida de todo espíritu inmundo, y albergue de toda
ave inmunda y aborrecible. Porque todas las naciones han bebido
del vino del furor de su fornicación; y los reyes de la tierra han
fornicado con ella, y los mercaderes de la tierra se han enriquecido
de la potencia de sus deleites. Y oí otra voz del cielo, que decía: Salid
de ella, pueblo mío, para que no seáis partícipes de sus pecados, ni
recibáis parte de sus plagas; porque sus pecados han llegado hasta el
cielo, y Dios se ha acordado de sus maldades’.
“Hermano mío, si usted está enseñando que la Iglesia Adventista
del Séptimo Día es Babilonia, está equivocado. Dios no le ha dado
ningún mensaje semejante que llevar. Satanás usará a toda mente
a la cual logre acceso, inspirando a los hombres a originar falsas
teorías o a apartarse por alguna tangente errónea, para poder crear
una falsa excitación, y así distraer a las almas del verdadero tema
para este tiempo. Presumo que algunos podrán ser engañados por su
mensaje, porque están llenos de curiosidad y deseo de alguna cosa
nueva.
“Ciertamente me entristece que usted se haya dejado engañar de
alguna manera por las sugestiones del enemigo, porque yo sé que
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la teoría que usted está defendiendo no es la verdad. Al sembrar
esas ideas usted está trayendo, y traerá, grave perjuicio sobre usted
mismo y sobre los demás. No trate de interpretar mal, de torcer y per-
vertir los
Testimonios
para justificar cualquier mensaje de semejante
error. Muchos han pisado este terreno, y han producido mucho daño.
Cada vez que otros han comenzado, llenos de celo, a proclamar este
mensaje, reiteradamente se me ha mostrado que no era la verdad.
“Entiendo que usted proclama también que no debemos devolver
el diezmo. Hermano mío, quite ‘sus zapatos de sus pies’, porque
el lugar donde usted está es tierra santa. El Señor ha hablado con
respecto a la devolución de los diezmos. El ha dicho: ‘Traed todos los
diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en
esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los
cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde’.
Pero al paso que el Señor pronuncia una bendición sobre aquellos
que traen sus diezmos, pronuncia una maldición sobre aquellos que
los retienen. Muy recientemente se me ha dado luz directa de parte
del Señor sobre este asunto, según la cual muchos adventistas del
séptimo día estaban robando a Dios en los diezmos y las ofrendas,