Página 119 - La Temperancia (1976)

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Capítulo 3—La voluntad, clave del éxito
Una lucha mano a mano
—Cuando los hombres se conforman
con vivir meramente para este mundo, la inclinación del corazón
se une con las sugerencias del enemigo y se cumplen sus planes.
Pero cuando se esfuerzan por abandonar la negra bandera de la
potestad de las tinieblas y se alistan bajo la bandera ensangrentada
del Príncipe Emanuel, la lucha comienza y la guerra se realiza a la
vista del universo del cielo.
Todo el que lucha del lado del bien debe pelear mano a mano
con el enemigo. Debe revestirse con toda la armadura de Dios a fin
de poder estar firme contra los engaños del diablo.—
Manuscrito 47,
1896
.
El hombre debe hacer su parte
—Dios no puede salvar al hom-
bre contra su voluntad del poder de los artificios de Satanás. El
hombre debe trabajar con su poder humano, ayudado por el poder
divino de Cristo, para resistir y vencer a cualquier precio. En otras
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palabras, el hombre debe vencer así como Cristo venció. Y entonces,
mediante la victoria que es su privilegio ganar por el todopoderoso
nombre de Jesús, puede llegar a ser heredero de Dios y coheredero
de Cristo.
Esto no podría ocurrir si solamente Cristo fuera el que obrara
la victoria. El hombre debe hacer su parte. Debe ser vencedor por
su cuenta mediante la fuerza y gracia que Jesús le da. El hombre
debe ser colaborador de Cristo en la obra de vencer, y entonces será
partícipe con Cristo de su gloria.—
The Review and Herald, 21 de
noviembre de 1882
.
“Sé varón”
—Las víctimas de los malos hábitos deben reconocer
la necesidad del esfuerzo personal. Otros harán con empeño cuanto
puedan para levantarlos, y la gracia de Dios les es ofrecida sin costo;
Cristo podrá interceder, sus ángeles podrán intervenir; pero todo
será en vano si ellos mismos no resuelven combatir por su parte.
Las últimas palabras de David a Salomón, joven a la sazón y
a punto de ceñir la corona de Israel, fueron éstas: “Esfuérzate, y
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