Página 149 - La Temperancia (1976)

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Lo que abarca la verdadera temperancia
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el Señor le ha señalado: ayudar a las almas a hallar la senda de la
justicia.—
Consejos para los Maestros Padres y Alumnos acerca de
la Educación Cristiana, 311
.
Intemperancia en la búsqueda de riquezas
—Abundan los or-
ganismos quebrantados, entre los hombres, debido a la dedicación
a obtener riquezas; debido a un deseo desordenado de riquezas.
Empequeñecen sus vidas para el solo propósito de adquirir dinero;
sacrifican el descanso, el sueño y las comodidades de la vida para
este único objeto. Su organismo naturalmente bueno se destruye,
la enfermedad se instala como una consecuencia del abuso de sus
facultades físicas, y la muerte cierra la escena de una vida pervertida.
Ni una sola moneda de su riqueza obtenida a tan terrible precio,
puede llevar ese hombre consigo. El dinero, los palacios, y los ricos
oropeles no le sirven de nada ahora; el trabajo de su vida es peor
que la inutilidad.—
The Health Reformer, abril de 1877
.
Guardar cada fibra del ser
—Cada órgano, cada fibra del ser,
debe ser preservado sagradamente de cualquier práctica dañina, si no
hemos de ser contados entre los que Cristo representó como cami-
nando en la misma senda deshonrosa que anduvieron los habitantes
del mundo antes del diluvio. Los que se encuentran entre éstos serán
señalados para la destrucción, porque han persistido en llevar hábitos
legítimos a extremos y han creado y se han complacido en hábitos
que no tienen fundamento en la naturaleza, y que han llegado a ser
una concupiscencia militante...
La masa de los habitantes de este mundo está destruyendo para
sí la verdadera base de los más altos intereses terrenales. Están
destruyendo su poder de dominio propio y haciéndose incapaces de
apreciar las realidades eternas. Ignorando voluntariamente su propia
estructura, conducen a sus hijos por la misma senda de complacencia
propia, haciéndoles sufrir el castigo de la transgresión de las leyes
de la naturaleza. ...
Nuestros hábitos de comer y beber muestran si somos del mundo
o estamos entre los que el Señor, con su poderosa hacha de la verdad,
ha separado del mundo. Estos son su pueblo peculiar, celoso de
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buenas obras.—
Manuscrito 86, 1897
.
Temperancia en todas las cosas
—Para preservar la salud, es
necesaria la temperancia en todas las cosas—temperancia en el tra-
bajo, temperancia en el comer y en el beber. Nuestro Padre celestial