Página 18 - La Temperancia (1976)

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Capítulo 2—El comienzo de la intemperancia
Satanás reunió a los ángeles caídos para planear alguna manera
de hacer el mayor daño posible a la familia humana. Se hizo una
propuesta tras otra, hasta que finalmente Satanás mismo ideó un
plan. Tomaría el fruto de la vid, como también el trigo y otras cosas
dadas por Dios como alimento, y las convertiría en venenos que
arruinaran las facultades físicas, mentales y morales del hombre y
subyugaran de tal forma los sentidos que Satanás lograse el dominio
completo. Bajo la influencia del licor los hombres serían llevados a
cometer crímenes de toda clase. El mundo se corrompería mediante
el apetito pervertido. Haciendo que los hombres tomaran alcohol,
Satanás los degradaría cada vez más.
Satanás ha tenido éxito en apartar al mundo de Dios. Ha conver-
tido en una maldición mortal las bendiciones inherentes al amor y
la misericordia de Dios. Ha llenado a los hombres con el ansia del
licor y del tabaco. Este apetito, que no tiene fundamento alguno en
la naturaleza, ha destruido a millones.—
The Review and Herald, 16
de abril de 1901
.
El secreto de la estrategia enemiga
—La intemperancia de
cualquier clase entorpece los órganos sensoriales y debilita de tal
forma el poder cerebral, que las cosas eternas no son apreciadas, sino
colocadas en el mismo nivel que las cosas comunes. Las facultades
superiores de la mente, destinadas a propósitos elevados, son puestas
en la esclavitud de las pasiones más bajas. Si nuestros hábitos físicos
no son correctos, nuestras facultades mentales y morales no pueden
ser fuertes, porque hay una estrecha relación entre lo físico y lo
moral.—
Testimonies for the Church 3:50, 51
.
Los nervios del cerebro que relacionan todo el organismo entre
sí son el único medio por el cual el cielo puede comunicarse con el
hombre, y afectan su vida más íntima. Cualquier cosa que perturbe
la circulación de las corrientes eléctricas del sistema nervioso, dis-
minuye la fuerza de las potencias vitales, y como resultado se atenúa
[13]
la sensibilidad de la mente.—
Joyas de los Testimonios 1:254
.
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