Página 186 - La Temperancia (1976)

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Capítulo 2—La fuerza de las tendencias heredadas
Se transmiten apetitos insaciables
—Ambos padres transmi-
ten a sus hijos sus propias características, mentales y físicas, su
temperamento y sus apetitos. Con frecuencia, como resultado de
la intemperancia de los padres, los hijos carecen de fuerza física y
poder mental y moral. Los que beben alcohol y los que usan tabaco
pueden transmitir a sus hijos sus deseos insaciables, su sangre in-
flamada y sus nervios irritables, y se los transmiten en efecto. Los
licenciosos legan a menudo sus deseos pecaminosos, y aun enfer-
medades repugnantes, como herencia a su prole. Como los hijos
tienen menos poder que sus padres para resistir la tentación, hay en
cada generación tendencia a rebajarse más y más.—
Historia de los
Patriarcas y Profetas, 604
.
Hasta la tercera y cuarta generación
—Nuestros progenitores
nos han transmitido costumbres y apetitos que están llenando el
mundo con enfermedad. Los pecados de los padres, por causa del
apetito pervertido, han visitado con terrible poder a los hijos hasta
la tercera y cuarta generación. La mala alimentación de muchas
generaciones, los hábitos de glotonería y de complacencia propia
de la gente, están llenando nuestros hospicios, nuestras cárceles y
nuestros manicomios. La intemperancia en beber té y café, vino,
cerveza, ron y coñac, y el uso de tabaco, opio y otros narcóticos, ha
resultado en gran degeneración mental y física, y esta degeneración
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está aumentando constantemente.—
The Review and Herald, 29 de
julio de 1884
.
El legado a las generaciones venideras
—Dondequiera que los
hábitos de los padres sean contrarios a la ley física, el daño hecho a
sí mismos será repetido en las generaciones futuras.—
Manuscrito 3,
1897
.
La raza está gimiendo bajo un peso de dolor acumulado debi-
do a los pecados de generaciones anteriores. Y, sin embargo, con
apenas una reflexión o cuidado, hombres y mujeres de la genera-
ción presente dan rienda suelta a la intemperancia hasta la sacie-
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