La fuerza de las tendencias heredadas
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dad y embriaguez, y con eso dejan, como un legado para la pró-
xima generación, enfermedad, intelectos debilitados y costumbres
corrompidas.—
Testimonies for the Church 4:31
.
Contrarrestando tendencias heredadas
—Los padres pueden
haber transmitido a sus hijos tendencias al apetito y la pasión, lo cual
hará más difícil la tarea de educar y preparar a estos hijos para que
sean estrictamente temperantes y tengan hábitos puros y virtuosos.
Si el apetito por alimentos malsanos y por estimulantes y narcóticos
les ha sido transmitido a ellos como un legado de sus padres, ¡qué
responsabilidad terriblemente solemne descansa sobre los padres
para contrarrestar las malas tendencias que les han dado a sus hijos!
¡Cuán fervientemente y diligentemente deberían los padres obrar
para cumplir su deber, en fe y esperanza, para con su desdichada
prole!—
Testimonies for the Church 3:567, 568
.
Hacer frente a la marea del mal
—Muchos sufren las conse-
cuencias de las transgresiones de sus padres. Si bien no son respon-
sables de lo que hicieron éstos, es, sin embargo, su deber averiguar
lo que son o no son las violaciones de las leyes de la salud. Deberían
evitar los hábitos malos de sus padres, y por medio de una vida co-
rrecta ponerse en mejores condiciones.—
El Ministerio de Curación,
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.
Ahora se requiere mayor poder moral
—Para los hombres de
esta generación es mucho mayor que lo que era varias generaciones
atrás la necesidad de llamar en su ayuda al poder de la voluntad,
fortalecido por la gracia de Dios, a fin de resistir las tentaciones de
Satanás y oponerse a la menor complacencia del apetito pervertido.
Pero la presente generación tiene menos poder de autocontrol que
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el que tenían los que vivieron entonces. Aquellos que se entregan
a estos estimulantes transmiten sus depravados apetitos y pasiones
a sus hijos, y ahora se necesita mayor poder moral para oponerse a
la intemperancia en todas sus formas. El único curso perfectamente
seguro es mantenerse firme, observando temperancia estricta en
todas las cosas, y nunca aventurándose en el camino de peligro.—
Christian Temperance and Bible Hygiene, 37
.