Página 191 - La Temperancia (1976)

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Formación de normas de conducta
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tentaciones que entrampan los pies de la juventud.—
The Signs of
the Times, 17 de noviembre de 1890
.
Comenzad con la cuna
—Si los padres hubiesen hecho su deber
en poner la mesa con alimento saludable, descartando sustancias
irritantes y estimulantes, y al mismo tiempo hubiesen enseñado
a sus hijos el dominio propio, y educado sus caracteres para que
desarrollen poder moral, no tendríamos ahora que vérnoslas con el
león de la intemperancia. Después que los hábitos de complacencia
propia han sido formados y han crecido con su desarrollo y se han
fortalecido con su poder, cuán difícil es entonces para los que no
han sido adecuadamente instruidos en la juventud romper sus malos
hábitos y aprender a refrenarse ellos mismos y a refrenar sus apetitos
antinaturales. Cuán difícil es enseñar a los tales y hacerles sentir la
necesidad de temperancia cristiana cuando alcancen la madurez. Las
lecciones de la temperancia deberían comenzar con el niño mecido
en la cuna.—
The Review and Herald, 11 de mayo de 1876
.
El ajuste de cuentas final
—Cuando los padres y los hijos se
encuentren en el final ajuste de cuentas, ¡qué escena será presentada!
Miles de hijos que han sido esclavos del apetito y el vicio degradante,
cuyas vidas son ruinas morales, estarán cara a cara con sus padres,
quienes hicieron de ellos lo que son. ¿Quién sino los padres debe
cargar esta horrenda responsabilidad? ¿Hizo el Señor corruptos a
estos jóvenes? ¡Oh, no! El los hizo a su imagen, un poco menor que
los ángeles.—
Testimonies for the Church 3:568
.