Página 204 - La Temperancia (1976)

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La Temperancia
vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es
vuestro culto racional”.—
Christian Temperance and Bible Hygiene,
23, 24
.
Los estudiantes deben tener cuidado
—La naturaleza del ali-
mento y la manera en que se come, ejercen una poderosa influencia
sobre la salud. Muchos estudiantes no han hecho nunca un esfuerzo
resuelto por dominar el apetito, o por observar las debidas reglas de
la alimentación. Algunos comen demasiado en las comidas, y otros
entre horas, cuandoquiera se presenta la tentación.
La necesidad de tener cuidado en los hábitos de la alimentación,
debe ser inculcada en la mente de los alumnos. Se me ha instruido
que a los que asisten a nuestras escuelas no se les debe servir ali-
mentos a base de carne y preparaciones de alimentos que se conocen
como malsanos. No debe colocarse sobre la mesa cosa alguna que
contribuya a alentar un deseo de estimulantes. Apelo a todos para
que se nieguen a comer las cosas que perjudican la salud. Así pueden
servir al Señor con sacrificio.—
Consejos para los Maestros Padres y
Alumnos acerca de la Educación Cristiana, 228
.
Haced valer vuestra varonil libertad
—Jóvenes, que pensáis
que no podéis comer los alimentos sencillos y nutritivos suminis-
trados en el Health Institute [Instituto de Salud] y que debéis ir al
restaurante y conseguir algo para complacer vuestro apetito, es tiem-
po que os levantéis y afirméis vuestra varonil libertad.—
Manuscrito
3, 1888
.
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No os metáis en tentación
—¿Dejaréis que el empleo temporal y
terrenal os conduzca a la tentación? ¿Dudaréis de vuestro Señor que
os ama? ¿Descuidaréis la obra que os ha sido dada, de trabajar para
Dios? Estáis asociados con una clase de personas que son mundanas,
sensuales, y diabólicas. Habéis respirado malaria moral, y estáis en
serio peligro de fracasar donde podríais vencer si os colocarais en
la debida relación con Jesús, haciendo de su vida y carácter vuestro
criterio. Ahora bien, a fin de huir de la corrupción que hay en el
mundo a causa de la concupiscencia, debéis ser participantes de la
naturaleza divina. Es vuestro deber mantener vuestra alma en la
atmósfera del cielo.
No debierais colocaros a vosotros mismos donde seréis corrom-
pidos por un compañerismo disoluto. Como uno que ama vuestra
alma yo os suplico que evitéis, tanto como sea posible, la compañía