Página 230 - La Temperancia (1976)

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La Temperancia
decidido en favor de la verdadera reforma.—
Pacific Health Journal,
mayo de 1890
.
Traed a vuestros niños a Dios en fe y tratad de impresionar sus
mentes susceptibles con un sentido de sus obligaciones hacia su
Padre celestial. Esto requerirá lección tras lección, línea sobre línea,
precepto sobre precepto, un poquito aquí, otro poquito allá.—
The
Review and Herald, 6 de noviembre de 1883
.
Enseñadlo como un privilegio y una bendición
—Incúlquese
en los alumnos el pensamiento de que el cuerpo es un templo en
el cual Dios desea morar; que hay que conservarlo puro, como
morada de pensamientos elevados y nobles. Al ver, por medio del
estudio de la fisiología, que están “asombrosa y maravillosamente”
formados, sentirán reverencia. En vez de mancillar la obra de Dios,
sentirán ambición por hacer de su parte todo lo posible por cumplir
el glorioso plan del Creador. De ese modo llegarán a considerar la
obediencia a las leyes de la salud, no como un sacrificio o un acto
de abnegación, sino como lo que realmente es: un privilegio y una
bendición inestimables.—
La Educación, 197
.
Un gran triunfo si se lo enfoca desde el punto de vista mo-
ral
—Si podemos despertar la sensibilidad moral de nuestro pueblo
en el asunto de la temperancia, obtendremos un gran triunfo. Se
ha de enseñar y practicar la temperancia en todas las cosas de esta
vida.—
The Signs of the Times, 2 de octubre de 1907
.
Cada uno responderá a Dios personalmente
—La obediencia
a las leyes de la vida debe constituir un asunto de deber personal.
Hemos de dar cuenta a Dios por nuestros hábitos y prácticas. La
pregunta a la que debemos responder no es: ¿Qué dirá el mundo?
sino: ¿Cómo trataré yo, que pretendo ser cristiano, la habitación que
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Dios me ha dado? ¿Obraré para mi más elevado bienestar temporal
y espiritual conservando mi cuerpo como un templo para la morada
del Espíritu Santo, o me sacrificaré en aras de las ideas y prácticas
del mundo?—
Manuscrito 86, 1897
.
Más que vencedores
—Si los cristianos guardan el cuerpo en
sujeción y someten todos sus apetitos y pasiones al dominio de la
conciencia iluminada, sintiendo que es un deber para con Dios y
el prójimo obedecer las leyes que rigen la salud y la vida, tendrán
la bendición del vigor físico y mental. Contarán con poder moral
para entrar en la guerra contra Satanás, y en el nombre de Aquel que