Página 277 - La Temperancia (1976)

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Apéndice A—Elena G. de White, propulsora de la temperancia
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rés. Hablé con soltura y poder presentando a Jesús, quien tomó sobre
sí las debilidades de la humanidad, y llevó sus pesares y dolores
venciendo por nosotros...
Al terminar la reunión, se me honró presentándome al presidente
del Washingtonian Home. Me agradeció en nombre de la familia y
amigos por el placer de escuchar las declaraciones que hice. Fui invi-
tada cordialmente a visitarlos cuando pasara otra vez por Chicago, y
les aseguré que consideraría un privilegio el hacerlo. Quedé contenta
porque tuve esta oportunidad de presentar el tema de la temperancia
desde el punto de vista cristiano, delante de las ocupantes de ese
hogar para ebrias, donde se les ayudaba para vencer el poderoso
hábito que aherroja a tantos en una esclavitud casi sin esperanza.
Se me informó que entre los que están obligados a buscar su ayuda
amistosa hay abogados, médicos y aun ministros.—
The Review and
Herald, 10 de febrero de 1885
.
Respuestas animadoras
—Hablo con toda decisión sobre este
tema [la temperancia], y tiene una notable influencia sobre otras men-
tes. Con frecuencia, el testimonio que dan es: “No he usado tabaco,
vino, o estimulante alguno ni estupefacientes desde ese discurso que
Ud. dio sobre temperancia”. Luego añaden: “Debo conocer princi-
pios iluminadores para la acción; pues deseo que otros conozcan los
beneficios que he recibido. Esta reforma implica grandes consecuen-
cias para mí y todos aquellos con quienes me relaciono. Escogeré la
mejor parte, trabajar con Cristo, con principios y propósitos estable-
cidos para ganar una corona de vida como vencedor”.—
Carta 96,
1899
.
En nuestras reuniones públicas, en Australia, nos esforzamos
especialmente para presentar con claridad los principios fundamen-
tales de la reforma pro temperancia. Generalmente, cuando hablaba
a la gente en domingo, mi tema era salud y temperancia. Durante
algunos de los congresos, se daba instrucción diaria sobre este tema.
En varios lugares, nuestra posición en cuanto al uso de estimulan-
tes y narcóticos indujo a los amigos de la temperancia a asistir a
nuestras reuniones y aprender más de las varias doctrinas de nuestra
fe.—
Manuscrito 79, 1907
.
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Relaciones con la Unión de Mujeres Cristianas de Melbour-
ne
.El Dr. M. G. Kellogg vino a mi carpa para ver si quería entre-
vistarme con la presidenta y la secretaria de la Unión de Mujeres