Página 283 - La Temperancia (1976)

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Capítulo 1—En cristianía (actual Oslo),
Noruega—1886
El domingo, a pedido del presidente de la sociedad de tempe-
rancia, hablé sobre ese tema. La reunión se celebró en el gimnasio
militar de los soldados, el local más grande de la ciudad... Se reunie-
ron unas mil seiscientas personas. Entre ellas, un obispo de la iglesia
oficial con una cantidad de clérigos. Un buen porcentaje eran de la
mejor clase social.
La presentación
—Me ocupé del tema desde un punto de vista
religioso mostrando que la Biblia está llena de hechos que hablan
de temperancia y que Cristo hizo obra de temperancia desde el
mismo principio. Debido a la complacencia del apetito, pecaron
y cayeron nuestros primeros padres. Cristo reparó el fracaso del
hombre. En el desierto de la tentación, soportó la prueba que el
hombre no había podido soportar. Mientras sufría los más agudos
tormentos del hambre, débil y demacrado por el ayuno, Satanás
estaba cerca, con sus múltiples tentaciones, para asaltar al Hijo de
Dios, para aprovechar de su debilidad y vencerlo, y así torcer el
plan de salvación. Pero Cristo fue firme. Venció en lugar de la
raza humana, para que pudiera rescatarla de la degradación de la
caída. Demostró que con la fortaleza de él es posible que venzamos
nosotros. Jesús simpatiza con las debilidades de los hombres; vino a
la tierra para que pudiera proporcionarnos poder moral. No importa
cuán fuerte sea la pasión o el apetito, podemos ganar la victoria
porque podemos tener fuerza divina que se une con nuestros débiles
esfuerzos. Los que se refugian en Cristo tendrán un baluarte en el
día de la tentación.
La amonestación de la historia bíblica
—Mostré la importan-
cia de los hábitos mesurados citando amonestaciones y ejemplos del
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relato bíblico. Nadab y Abiú fueron hombres ocupados en un oficio
santo; pero el consumo de vino hizo que su mente se nublara tanto,
que no pudieron distinguir entre lo sagrado y las cosas comunes.
Al ofrecer “fuego extraño”, no hicieron caso de la orden de Dios,
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