Página 38 - La Temperancia (1976)

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La Temperancia
su hogar un paraíso. Ahora todo ha cambiado. Día tras día suben al
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cielo los gritos de agonía arrancados de los labios de la esposa y de
los hijos del borracho.—
The Review and Herald, 8 de noviembre de
1881
.
Ha perdido la virilidad
—Mirad al borracho. Ved lo que ha he-
cho por él el licor. Sus ojos están nublados e inyectados de sangre. Su
rostro está abotagado y embrutecido e hinchado. Su paso es vacilan-
te. El sello de la obra de Satanás está impreso sobre él. La naturaleza
misma se niega a reconocerlo porque ha pervertido las facultades
que Dios le ha dado y prostituido su virilidad complaciéndose en la
bebida.—
The Review and Herald, 8 de mayo de 1894
.
Una expresión de la violencia de Satanás
—Así obra [Satanás]
cuando tienta a los hombres a vender el alma por la bebida. Toma
posesión de cuerpo, mente y alma, y ya no es el hombre, sino Sa-
tanás quien actúa. Y la crueldad de Satanás se expresa al alzar el
borracho su mano para golpear sin misericordia a la mujer a la cual
ha prometido amar y proteger por toda la vida. Los actos del ebrio
son una expresión de la violencia de Satanás.—
Medical Ministry,
114
.
La complacencia en la bebida embriagante coloca al hombre
enteramente bajo el dominio del demonio, quien inventó este es-
timulante con el objeto de mutilar y destruir la imagen moral de
Dios.—
Manuscrito 1, 1899
.
Se pierden la calma y la paciencia
—No es posible que el hom-
bre intemperante posea un carácter calmo y bien equilibrado, y si
maneja a los irracionales, los latigazos excesivos con que castiga
a las criaturas de Dios revelan la condición alterada de sus órga-
nos digestivos. En el círculo del hogar puede observarse el mismo
espíritu.—
Carta 17, 1895
.
La vergüenza y la maldición de todo país
—Los ofuscados y
embrutecidos desechos de la humanidad, almas por quienes Cristo
murió y por las cuales lloran los ángeles, se ven en todas partes.
Constituyen un baldón para nuestra orgullosa civilización. Son la
vergüenza, la maldición y el peligro de todos los países.—
El Minis-
terio de Curación, 254
.
La mujer, víctima de robo; los hijos, desnutridos
—El borra-
cho no tiene conocimiento de lo que está haciendo bajo la influencia
de la bebida enloquecedora, sin embargo el que le vende aquello que