Página 58 - La Temperancia (1976)

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La Temperancia
Gobernantes y jueces debieran siempre estar en condiciones de se-
guir la indicación del Señor: “A ninguna viuda ni huérfano afligiréis.
Porque si tú llegas a afligirles, y ellos clamaren a mí, ciertamente
oiré yo su clamor; y mi furor se encenderá, y os mataré a espada, y
vuestras mujeres serán viudas, y huérfanos vuestros hijos”.
Jehová el Dios de los cielos gobierna. El solo está sobre toda au-
toridad, sobre todos los reyes y gobernantes. El Señor ha dado en su
Palabra instrucciones especiales con respecto al uso del vino y de las
bebidas fuertes. Ha prohibido su uso, y ha recalcado su prohibición
con severas amonestaciones y amenazas. Pero esta prohibición del
uso de las bebidas embriagantes no es un acto de arbitrariedad. El
quiere que los hombres se abstengan a fin de librarse de las conse-
cuencias del uso del vino y de las bebidas alcohólicas. Degradación,
crueldad, abyección y contienda son los resultados naturales de la
intemperancia. Dios ha señalado las consecuencias de practicar esta
conducta impía. Lo ha hecho para que no haya una perversión de sus
leyes y para que los hombres eviten la miseria ampliamente extendi-
da resultante de la conducta de hombres perversos los cuales, por
amor a la ganancia, venden venenos enloquecedores.—
Drunkenness
and Crime, 4-6
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