Página 57 - La Temperancia (1976)

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El alcohol y las personas de responsabilidad
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embriagantes. En tiempos antiguos, cuando Moisés estaba recapitu-
lando el deseo de Jehová concerniente a su pueblo, se pronunciaron
contra los borrachos las siguientes palabras:
“Y suceda que al oír las palabras de esta maldición, él se bendiga
en su corazón, diciendo: Tendré paz, aunque ande en la dureza de
mi corazón, a fin de que con la embriaguez quite la sed. No querrá
Jehová perdonarlo, sino que entonces humeará la ira de Jehová y su
celo sobre el tal hombre, y se asentará sobre él toda maldición escrita
en este libro, y Jehová borrará su nombre de debajo del cielo”.
Dice Salomón: “El vino es escarnecedor, la sidra alborotadora,
y cualquiera que por ellos yerra no es sabio”. “¿Para quién será el
ay? ¿Para quién el dolor? ¿Para quién las rencillas? ¿Para quién las
quejas? ¿Para quién las heridas en balde? ¿Para quién lo amoratado
de los ojos? Para los que se detienen mucho en el vino, para los que
van buscando la mistura. No mires al vino cuando rojea, cuando
resplandece su color en la copa. Se entra suavemente; mas al fin
como serpiente morderá, y como áspid dará dolor”.
El uso del vino entre los israelitas fue una de las causas que
finalmente contribuyó a su cautiverio. El Señor les dijo mediante el
profeta Amós:
“¡Ay de los reposados en Sion! ... Vosotros que dilatáis el día
malo, y acercáis la silla de iniquidad. Duermen en camas de marfil,
y reposan sobre sus lechos; y comen los corderos del rebaño, y los
novillos de en medio del engordadero; gorjean al son de la flauta,
e inventan instrumentos musicales, como David; beben vino en
tazones, y se ungen con los ungüentos más preciosos; y no se afligen
por el quebrantamiento de José. Por tanto, ahora irán a la cabeza
de los que van a cautividad, y se acercará el duelo de los que se
entregan a los placeres”.
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“¡Ay de ti, tierra, cuando tu rey es muchacho, y tus príncipes
banquetean de mañana! ¡Bienaventurada tú, tierra, cuando tu rey es
hijo de nobles, y tus príncipes comen a su hora, para reponer sus
fuerzas y no para beber!” “No es de los reyes, oh Lemuel, no es de
los reyes beber vino, ni de los príncipes la sidra; no sea que bebiendo
olviden la ley, y perviertan el derecho de todos los afligidos”.
Estas palabras de amonestación y autoridad son claras y decidi-
das. Los que ocupan cargos públicos de confianza, cuiden de que no
olviden la ley y perviertan el juicio por el vino y la bebida fuerte.