Página 74 - La Temperancia (1976)

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La Temperancia
y la salud física. Todos serán juzgados personalmente. Aparecerán
delante de Dios para oír su sentencia.—
Manuscrito 123, 1901
.
Clérigos que fuman
—Cuántos hay que son ministros en el
sagrado púlpito, ocupan el lugar de Cristo, buscan a los hombres
para que sean reconciliados con Dios, exaltan el Evangelio de gracia,
siendo ellos mismos esclavos del apetito y estando contaminados
por el tabaco. Están debilitando diariamente el poder nervioso de su
cerebro por el uso del sucio tabaco. Y estos hombres pretenden ser
embajadores del santo Jesús.—
The Health Reformer, diciembre de
1871
.
Nadie puede ser un verdadero ministro de justicia, y estar a la
vez bajo el dominio de apetitos sensuales. No puede complacerse en
el hábito de fumar, y sin embargo ganar almas para la plataforma de
la verdadera temperancia. La nube de humo que sale de sus labios no
tiene un efecto saludable sobre los bebedores de alcohol. El sermón
evangélico debe provenir de labios no contaminados por el humo
del tabaco. Con labios puros y limpios los siervos de Dios deben
contar los triunfos de la cruz. La práctica de beber licor, té y café y
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fumar, debe ser vencida mediante el poder de Dios para convertir.
Nada que contamine entrará en el reino de Dios.—
Manuscrito 86,
1897
.
Cuando los clérigos echan su influencia y ejemplo del lado
de este hábito perjudicial, ¿qué esperanza hay para los jóvenes?
Debemos levantar más y más alto el estandarte de la temperancia.
Debemos dar un testimonio claro y decidido contra el uso de las
bebidas embriagantes y del tabaco.—
Manuscrito 82, 1900
.
El médico que fuma
—Muchos de los que acuden al médico
están arruinando su alma y su cuerpo por el consumo de tabaco o
de bebidas embriagantes. El médico fiel a su responsabilidad debe
mostrar a estos pacientes la causa de sus padecimientos. Pero si el
médico fuma o toma bebidas alcohólicas, ¿qué valor tendrán sus
palabras? Al recordar su propia debilidad, ¿no vacilará en señalar la
mancha que ve en la vida de su paciente? Mientras siga él mismo
usando tales cosas, ¿cómo podrá convencer a los jóvenes de que
ellas tienen efectos perniciosos?
¿Cómo puede el médico dar ejemplo de pureza y de dominio
propio? ¿Cómo puede ser agente eficaz en la causa de la temperan-
cia, si se entrega a un hábito vicioso? ¿Cómo puede desempeñar