Página 76 - La Temperancia (1976)

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La Temperancia
te asuntos triviales en su mente, mientras disculpan con liviandad
graves pecados. El padre que se ha convertido en esclavo del apetito
anormal, que ha sacrificado la virilidad que Dios le ha dado para
llegar a ser un adicto del tabaco, no puede enseñar a sus hijos a con-
trolar el apetito y la pasión. Es imposible que él pueda educarlos por
precepto o por ejemplo. ¿Cómo puede el padre cuya boca está llena
de tabaco, cuyo aliento envenena la atmósfera del hogar, enseñar a
sus hijos lecciones de temperancia y autodominio? ...
Tenidos por responsables del ejemplo y la influencia
Cuando nos acercamos a los jóvenes que están adquiriendo el hábito
de fumar y les hablamos de su perniciosa influencia sobre el orga-
nismo, con frecuencia se hacen fuertes citando el ejemplo de sus
padres, o de ciertos ministros cristianos, o de buenos y piadosos
miembros de iglesia. Dicen: “Si no les hace mal a ellos, tampoco me
hará daño a mí”. ¡Qué cuenta tendrán que dar a Dios por su intempe-
rancia los profesos cristianos! Su ejemplo fortalece las tentaciones
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de Satanás para pervertir los sentidos de los jóvenes mediante el uso
de estimulantes artificiales; no les parece a ellos una cosa muy mala
hacer lo que respetables miembros de iglesia tienen la costumbre
de hacer. Pero hay sólo un paso del uso de tabaco al del alcohol:
generalmente los dos vicios van juntos.
Miles aprenden a ser bebedores debido a influencias como éstas.
Demasiado a menudo sus mismos padres les enseñan la lección sin
darse cuenta. Debe realizarse un cambio radical en las cabezas de
las familias antes que pueda hacerse mucho progreso en librar la
sociedad del monstruo de la intemperancia.—
The Health Reformer,
1 de septiembre de 1877
.
El que fuma no puede ayudar a los borrachos
—Como dos
males gemelos, el tabaco y el alcohol van tomados de la mano.—
The Review and Herald, 9 de julio de 1901
.
Los que fuman tienen argumentos muy pobres para disuadir
al adicto al alcohol. Dos tercios de los borrachos de nuestro país
contrajeron el vicio del licor por el hábito de fumar.—
The Signs of
the Times, 27 de octubre de 1887
.
Los fumadores en la obra de temperancia
—Los fumadores
no pueden ser obreros aceptables en la causa de la temperancia,
porque no son consecuentes con lo que profesan para ocuparse en
la obra de temperancia. ¿Cómo pueden hablar al hombre que está