Capítulo 3—Las drogas
Una práctica común que es peligrosa
—Una práctica que pre-
para el terreno para un gran acopio de enfermedades y de males
aun peores es el libre uso de drogas venenosas. Cuando se sienten
atacados por alguna enfermedad, muchos no quieren darse el trabajo
de buscar la causa. Su principal afán es librarse de dolor y molestias.
Por tanto, recurren a específicos, cuyas propiedades apenas conocen,
o acuden al médico para conseguir algún remedio que neutralice las
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consecuencias de su error, pero no piensan en modificar sus hábitos
antihigiénicos. Si no consiguen alivio inmediato, prueban otra medi-
cina, y después otra. Y así sigue el mal.—
El Ministerio de Curación,
88
.
Medicina a toda costa
—Los enfermos tienen urgencia por sa-
narse, y los amigos de los enfermos son impacientes. Quieren tomar
remedios, y si no sienten en su organismo esa influencia poderosa
que sus puntos de vista equivocados los llevan a pensar que debieran
sentir, cambian de médico con impaciencia. El cambio a menudo
aumenta el mal. Toman una serie de medicinas tan peligrosas como
la primera.—
How to Live, 62
.
Los tristes resultados
—Por el uso de drogas venenosas muchos
se acarrean enfermedades para toda la vida, y se malogran muchas
existencias que hubieran podido salvarse mediante los métodos na-
turales de curación. Los venenos contenidos en muchos así llamados
remedios crean hábitos y apetitos que labran la ruina del alma y del
cuerpo. Muchos de los específicos populares, y aun algunas de las
drogas recetadas por médicos, contribuyen a que se contraigan los
vicios del alcoholismo, del opio y de la morfina, que tanto azotan a
la sociedad.—
El Ministerio de Curación, 88
.
El sistema nervioso se desarregla
—Las drogas estupefacien-
tes, sean cuales fueren, desarreglan el sistema nervioso.—
How to
Live, 57
.
Un castigo fijado para cada transgresión
—Dios ha estableci-
do leyes que gobiernan nuestra constitución, y estas leyes que él ha
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