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¿Cuándo volverá Jesús?
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Señales en el sol
El día y la hora exactos de su venida no han sido revelados.
Cristo dijo a sus discípulos que él mismo no podía decírselo, pero
mencionó ciertos acontecimientos por los cuales podrían saber que
su venida se acercaba:
[161]
“Entonces habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas”.
Lucas 21:25
. Aclaró cuáles serán esas señales: “El sol se oscurecerá,
la luna no dará su resplandor, las estrellas caerán del cielo”.
Mateo
24:29
.
En la tierra, dijo, habrá “angustia de las gentes, confundidas a
causa del sonido del mar y de las olas. Los hombres quedarán sin
aliento por el temor y expectación de las cosas que sobrevendrán en
la tierra”.
Lucas 21:25, 26
.
Y verán “al Hijo del hombre venir sobre las nubes del cielo, con
poder y gran gloria. Enviará sus ángeles con gran voz de trompeta y
juntarán a sus escogidos de los cuatro vientos, desde un extremo del
cielo hasta el otro”.
Mateo 24:30, 31
.
El Salvador agregó: “De la higuera aprended la parábola: Cuando
ya su rama está tierna y brotan las hojas, sabéis que el verano está
cerca. Así también vosotros, cuando veáis todas estas cosas, conoced
que está cerca, a las puertas”.
Mateo 24:32, 33
.
Cristo dio estas señales de su venida para que sepamos cuándo
está cerca, a las puertas. Cuando los árboles echan sus hojas en la
primavera, sabemos que el verano se cerca. Con la misma seguridad,
cuando las señales aparecieran en el sol, en la luna y en las estrellas,
sabríamos que su venida está cercana.
Estas señales ya aparecieron. El 19 de mayo de 1780, el sol se
oscureció. Ese día se conoce en la historia como el “día oscuro”.
En la parte oriental de Norteamérica, tan grandes fueron las tinie-
blas que en muchos sitios la gente tuvo que encender las luces al
mediodía. Y hasta después de la medianoche la luna, que era llena,
no alumbró. Muchos creyeron que había llegado el día del juicio.
Ninguna razón satisfactoria ha podido darse alguna vez de estas
tinieblas inusitadas, excepto la razón encontrada en la Palabra de
[162]
Cristo. El oscurecimiento del sol y de la luna fue una señal de su
venida.