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El día del juicio
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obrar con más fervor por la salvación de nuestros semejantes. Así
como Noé dio la advertencia de Dios a los antediluvianos, todos los
que entienden la Palabra de Dios deben dar la amonestación a la
gente en este tiempo.
“Pero como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del
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hombre, pues como en los días antes del diluvio estaban comiendo
y bebiendo, casándose y dando en casamiento, hasta el día que Noé
entró en el arca, y no entendieron hasta que vino el diluvio y los
llevó a todos, así será también la venida del Hijo del hombre”.
Mateo
24:37-39
.
En los días de Noé la gente abusó de los dones que Dios le había
dado. Su forma de comer y beber los condujo a la glotonería y a la
embriaguez.
Olvidaron a Dios y se entregaron a toda clase de actos viles y
abominables.
“Vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra,
y que todo designio de los pensamientos de su corazón solo era de
continuo el mal”.
Génesis 6:5
. Debido a su maldad, el pueblo de ese
tiempo fue destruido.
Los hombres hoy hacen lo mismo. La glotonería, la intemperan-
cia, las pasiones indomables, las malas prácticas llenan la tierra de
maldad.
En los días de Noé el mundo fue destruido por el agua. La Palabra
de Dios enseña que ahora será destruido por el fuego.
“Por la palabra de Dios... el mundo de entonces pereció anegado
en agua. Pero los cielos y la tierra que existen ahora están reservados
por la misma palabra, guardados para el fuego en el día del juicio y
de la perdición de los hombres impíos”.
2 Pedro 3:5-7
.
Estén alertas
La gente antes del diluvio se burlaba de las advertencias de Dios.
Decían que Noé era un fanático y alarmista. Hombres importantes y
eruditos declaraban que un diluvio de aguas como el anunciado por
Noé nunca había ocurrido, y que jamás ocurriría.
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Así también hoy se presta poca atención a la Palabra de Dios. Los
hombres se ríen de sus amonestaciones. Las multitudes dicen: “To-