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Capítulo 2—Jesús es presentado en el templo
José y María eran judíos, y seguían las costumbres de su nación.
Cuando el niño cumplió seis semanas, lo llevaron al templo de
Jerusalén para presentarlo ante el Señor.
Esto lo hacían de acuerdo con la ley que Dios había dado a Israel,
y Jesús debía ser obediente en todas las cosas. Así, el propio Hijo
de Dios, el Príncipe del cielo, con su ejemplo enseñó que debemos
obedecer.
Sólo el primogénito de cada familia debía ser presentado en
el templo. Esta ceremonia rememoraba un suceso ocurrido mucho
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tiempo antes.
Cuando los hijos de Israel eran esclavos en Egipto, el Señor les
envió un libertador. Le pidió que fuera ante el faraón, rey de Egipto,
y dijera:
“Entonces dirás al faraón: ‘Jehová ha dicho así: Israel es mi
hijo, mi primogénito. Ya te he dicho que dejes ir a mi hijo, para
que me sirva; pero si te niegas a dejarlo ir, yo mataré a tu hijo, a tu
primogénito’”.
Éxodo 4:22, 23
.
Moisés le llevó este mensaje al rey. Pero la respuesta del Faraón
fue: “¿Quién es Jehová para que yo oiga su voz y deje ir a Israel?
Yo no conozco a Jehová, ni tampoco dejaré ir a Israel”.
Éxodo 5:2
.
Entonces el Señor envió plagas terribles sobre los egipcios. La úl-
tima de ellas consistía en la muerte del primogénito de cada familia,
desde la del rey hasta la del más humilde habitante del país.
El Señor le dijo a Moisés que cada familia israelita debía matar
un cordero y poner un poco de la sangre sobre los postes y el dintel
de las puertas de sus moradas.
Esta era una señal para que el ángel de la muerte pasara por alto
las casas de los israelitas, y destruyera solamente a los orgullosos y
crueles egipcios.
Esta sangre de la “Pascua” representaba para los judíos la sangre
de Cristo. A su debido tiempo, Dios mandaría a su querido Hijo
para ser sacrificado como cordero, con el fin de que todos los que
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