Página 36 - La

Basic HTML Version

Capítulo 9—El agua de la vida
Después de haber estado en el desierto, Cristo volvió al Jordán,
donde Juan el Bautista estaba predicando. En ese tiempo algunos
hombres, enviados por los gobernantes de Jerusalén, le preguntaron
a Juan con qué autoridad enseñaba y bautizaba al pueblo.
Querían saber si él era el Mesías, o Elías, o “el profeta”, refirién-
dose a Moisés. A todo esto contestó: “No soy”.
Juan 1:21
. Entonces
preguntaron: “¿Quién eres? Tenemos que dar respuesta a los que
nos enviaron”
[48]
“Dijo: Yo soy ‘la voz de uno que clama en el desierto: Enderezad
el camino del Señor’, como dijo el profeta Isaías”.
Juan 1:22, 23
.
En los tiempos antiguos, cuando un rey debía viajar de una parte
de su país a otra, se enviaba a ciertos hombres delante de su carroza
a preparar los caminos.
Tenían que cortar árboles, recoger las piedras, rellenar los baches,
de manera que el camino estuviera preparado para el rey.
Así que cuando Jesús, el Rey celestial, iba a venir, Juan el Bau-
tista fue enviado para preparar el camino, es decir, anunciar a los
hombres su venida y llamarlos al arrepentimiento.
Mientras Juan hablaba con los mensajeros que habían venido
de Jerusalén, vio a Jesús a la orilla del río. Su rostro se iluminó, y
extendiendo sus manos dijo:
“Yo bautizo con agua, pero en medio de vosotros está uno a
quien vosotros no conocéis. Este es el que viene después de mí,
quien es antes de mí, del cual yo no soy digno de desatar la correa
del calzado”.
Juan 1:26, 27
.
La gente quedó muy conmovida. ¡El Mesías estaba entre ellos!
Miraron ansiosos alrededor para encontrar a aquel del cual había
hablado Juan, pero, al mezclarse con la multitud, Jesús se les perdió
de vista.
Al día siguiente Juan volvió a ver a Jesús y señalando hacia
él exclamó: “¡Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del
mundo!”
Juan 1:29
.
32