Capítulo 15—El significado de la última pascua
Los israelitas participaron por primera vez de la cena de Pascua
en ocasión de su liberación del cautiverio egipcio.
Dios había prometido liberarlos y les había dicho que los hijos
primogénitos de cada familia de los egipcios serían muertos.
Les pidió que sacrificaran un cordero y pintaran con su sangre
los postes y dinteles de las puertas, para que el ángel de la muerte
los pasara por alto.
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Esa misma noche debían asarlo y comerlo, con pan sin levadura
y hierbas amargas, que representaban la amargura de su esclavitud.
Después de comerlo debían estar todos listos para el viaje, con
los pies calzados y los cayados en sus manos.
Hicieron como el Señor les había ordenado, y esa misma noche
el rey de Egipto envió la noticia de que podían irse en libertad. Así,
antes del amanecer, comenzaron su viaje a la tierra prometida.
Desde entonces, los israelitas acostumbraban celebrar cada año la
fiesta de la Pascua en Jerusalén. Todas las familias la conmemoraban
con un cordero asado, pan y hierbas amargas, como sus antepasados
lo habían hecho en Egipto. Mientras cenaban, narraban a sus hijos la
historia de la bondad de Dios al liberar a su pueblo de la esclavitud.
El hombre con el cántaro
La fiesta se acercaba y Cristo deseaba celebrarla con sus discí-
pulos. Les dijo a Pedro y a Juan que buscaran un lugar y lo acondi-
cionaran para la cena de Pascua.
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Muchísima gente solía venir a Jerusalén para esta ocasión, y los
que vivían en la ciudad siempre prestaban un lugar en sus casas para
que los visitantes pudieran observar la fiesta sin impedimentos.
Jesús dijo a Pedro y a Juan que cuando anduvieran por la calle,
encontrarían a un hombre con un cántaro de agua. Debían seguirlo a
la casa adonde iba, y decir al propietario:
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