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La Única Esperanza
Pronto el atrio se llenó de personas que traían a sus enfermos
para ser sanados por Jesús. Algunos se estaban muriendo y sentían
su angustiosa necesidad.
Fijaron sus ojos implorantes en el rostro de Cristo, temiendo
ver en el la severidad con que había expulsado a los compradores y
vendedores, pero en su semblante vieron sólo amor y tierna piedad.
Jesús recibió bondadosamente a los enfermos, y el dolor y el
sufrimiento desapareció al toque de su mano. Tiernamente tomó
a los niños en sus brazos, los calmó, desterró la enfermedad y el
dolor de sus cuerpecitos y los devolvió a sus madres, sonrientes y
rebosantes de salud.
¡Qué escena se encontraron los sacerdotes y los príncipes cuando
cautelosamente regresaron al templo! Oían las voces de hombres,
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mujeres y niños alabando a Dios.
Vieron a los enfermos curados, a los ciegos con la vista restaura-
da, a los sordos que escuchaban y a los paralíticos que saltaban de
gozo.
Los niños iniciaron estos actos de regocijo. Repitieron los ho-
sannas del día anterior y agitaron palmas ante el Salvador. El templo
resonaba una y otra vez con sus aclamaciones:
“¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en el nombre
del Señor! ¡Hosanna en las alturas!”
Mateo 21:9
.
“Mira que tu rey vendrá a ti, justo y salvador”.
Zacarías 9:9
.
Los príncipes trataron de silenciar las aclamaciones de los niños
felices, pero todos estaban tan llenos de gozo y alabanza por las
maravillosas obras de Jesús que no querían callar.
Esperando que Jesús detuviera la manifestación, le preguntaron:
“¿Oyes lo que éstos dicen?”
Y Jesús replicó: “Sí. ¿Nunca leísteis: ‘De la boca de los niños y
de los que aún maman, fundaste la fortaleza?’”
Mateo 21:16
.
El bendito privilegio de proclamar el nacimiento de Cristo y de
anunciar su obra en la tierra había sido rehusado por los arrogantes
príncipes del pueblo.
Las alabanzas ahora debían resonar, y Dios escogió a los niños
para que lo hicieran. Si las voces de estos niños hubieran sido silen-
ciadas, las columnas del templo habrían proclamado las alabanzas
al Salvador.
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