Capítulo 13—Los ángeles durante la encarnación y
la niñez de Cristo
La encarnación: un profundo misterio
Al contemplar la encarnación de Cristo quedamos desconcerta-
dos frente a un insondable misterio que la mente humana no puede
descifrar. Cuanto más reflexionamos sobre él, tanto más sorpren-
dente nos parece. ¡Cuán inmenso es el contraste entre Cristo en su
divinidad y la indefensa criatura en el pesebre de Belén! ¿Cómo
entender la distancia entre el poderoso Dios y el indefenso niño?
Y sin embargo, el Creador de los mundos; Aquel en quien mora la
plenitud de la divinidad corporalmente, se manifestó en el desvalido
bebé del pesebre. Más excelso que cualesquiera de los ángeles; igual
al Padre en dignidad y gloria, ahora revestido de humanidad. La
divinidad y la humanidad se combinaron misteriosamente y Dios y
el hombre llegaron a ser uno. Es en esta unión donde la raza caída
encuentra su esperanza.—
The Signs of the Times, 30 de julio de
1896
.
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El universo entero presenció la encarnación
La venida de Cristo fue un gran evento no solamente para este
mundo sino para todos los mundos del universo de Dios. Ante las
inteligencias celestiales, Cristo habría de tomar nuestra naturaleza, y
ser tentado en todas las cosas como nosotros somos tentados.—
The
Signs of the Times, 20 de febrero de 1893
.
Al venir a morar con nosotros, Jesús iba a revelar a Dios tanto a
los hombres como a los ángeles... Pero no sólo para sus hijos nacidos
en la tierra fue dada esta revelación. Nuestro pequeño mundo es
un libro de texto para el universo. El maravilloso y misericordioso
propósito de Dios, el misterio del amor redentor, es el tema en el
cual “desean mirar los ángeles”, y será su estudio a través de los
siglos sin fin.—
El Deseado de Todas las Gentes, 11
.
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