Página 124 - La Verdad acerca de los Angeles (1997)

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La Verdad acerca de los Angeles
¿Por qué Cristo tomó la naturaleza humana?
Satanás se había jactado ante los ángeles que cuando Cristo
asumiera la naturaleza humana sería más débil que él, por tanto
podría vencerlo con su poder. Se vanagloriaba en que Adán y Eva no
habían podido resistir sus tentaciones relacionadas con el apetito.—
The Review and Herald, 28 de julio de 1874
.
El unigénito Hijo de Dios vino a nuestro mundo como hombre,
para mostrar al mundo que los hombres pueden guardar la ley de
Dios. Satanás, el ángel caído, había declarado que ningún hombre
podría guardar la ley de Dios después de la desobediencia de Adán.—
Manuscript Releases 6:334
.
Satanás sostenía que era imposible que los seres humanos pu-
dieran guardar la ley de Dios. A fin de probar la falsedad de esta
[161]
denuncia, Cristo dejó su elevado imperio, tomó sobre sí la natura-
leza del hombre y vino a la tierra para colocarse a la cabeza de la
raza caída, a fin de mostrar que la humanidad podía soportar las
tentaciones de Satanás.—
Alza tus Ojos, 170
.
La naturaleza humana de Cristo
Su naturaleza humana [de Cristo] era creada; ni aun poseía
las facultades de los ángeles. Era humana, idéntica a la nuestra.—
Mensajes Selectos 3:146
.
Cristo, con su débil humanidad, debía soportar las tentaciones
de aquel que poseía los poderes de una naturaleza más elevada; la
naturaleza que Dios había concedido a la familia angelical.—
The
Review and Herald, 28 de enero de 1909
.
La historia de Belén es un tema inagotable. En ella se oculta
la “profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de
Dios”.
Romanos 11:33
. Nos asombra el sacrificio realizado por el
Salvador al trocar el trono del cielo por el pesebre, y la compañía
de los ángeles que le adoraban por la de las bestias del establo. La
presunción y el orgullo humanos quedan reprendidos en su presencia.
Sin embargo, aquello no fue sino el comienzo de su maravillosa
condescendencia. Habría sido una humillación casi infinita para
el Hijo de Dios revestirse de la naturaleza humana, aun cuando
Adán poseía la inocencia del Edén. Pero Jesús aceptó la humanidad