Página 129 - La Verdad acerca de los Angeles (1997)

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Los ángeles durante la encarnación y la niñez de Cristo
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recibido la luz de la verdad enviada por el cielo; ahora esa luz se
derramaba sobre ellos en rayos más brillantes. En sueños recibieron
la indicación de ir en busca del Príncipe recién nacido.—
El Deseado
de Todas las Gentes, 41-42
.
Angeles de Dios formaban la estrella que guió a los sabios en
su misión de encontrar a Jesús, y ellos siguieron a los brillantes
mensajeros con seguridad y gran gozo. Llegaron con costosos y
reales dones; con incienso y mirra, para dar tributo al niño rey
predicho en las profecías.—
The Review and Herald, 9 de diciembre
de 1884
.
Los sabios orientaron su marcha hacia donde la estrella parecía
dirigirlos. Al llegar cerca de Jerusalén, la estrella perdió su brillo
y dejó de guiarlos. Confiados en que los judíos de Jerusalén no
ignorarían el gran evento relacionado con la llegada del Mesías, co-
menzaron a hacer preguntas en el vecindario donde se encontraban.
Los sabios expresaron claramente su misión: buscaban a Jesús, el rey
de los judíos, porque habían visto su estrella en el oriente y venían a
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adorarle.—
Redemption Series 1:16
.
La noticia de la llegada de los magos cundió rápidamente por
toda Jerusalén. Su extraña misión creó agitación entre el pueblo,
agitación que penetró hasta en el palacio del rey Herodes. El astuto
idumeo quedó perturbado por la insinuación de que pudiese tener
un rival...
Herodes temió que los sacerdotes estuviesen maquinando con
los extranjeros para excitar un tumulto popular que lo destronase.
Sin embargo, ocultó su desconfianza, resuelto a hacer abortar sus
planes por una astucia superior. Reuniendo a los príncipes de los
sacerdotes y escribas, los interrogó acerca de lo que enseñaban sus
libros sagrados con respecto al lugar en que había de nacer el Mesías.
Esta investigación del que usurpara el trono, hecha a petición de
unos extranjeros, hirió el orgullo de los maestros judíos. La indife-
rencia con que se refirieron a los rollos de la profecía airó al celoso
tirano. Pensó que estaban tratando de ocultarle su conocimiento del
asunto. Con una autoridad que no se atrevían a despreciar, les ordenó
que escudriñasen atentamente y le declarasen el lugar donde debía
nacer el Rey que esperaban. “Ellos le dijeron: En Belén de Judea;
porque así está escrito por el profeta”.
Mateo 2:5
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