Página 139 - La Verdad acerca de los Angeles (1997)

Basic HTML Version

Los ángeles en el bautismo de Cristo y durante su experiencia en el desierto
135
Cristo a aceptar el soborno y postrarse para adorarle.—
The Signs of
the Times, 28 de marzo de 1895
.
La luz del sol hería ciudades llenas de templos, palacios de
mármol, campos feraces y viñedos cargados de frutos. Los rastros
del mal estaban ocultos. Los ojos de Jesús, hasta poco tiempo antes
afectados por una visión de lobreguez y desolación, contemplaban
ahora una escena de insuperable belleza y prosperidad. Entonces se
oyó la voz del tentador: “A ti te daré toda esta potestad, y la gloria
de ellos; porque a mí me ha sido entregada, y a quien quiero la doy.
Si tú postrado me adorares, todos serán tuyos”...
El tentador le ofrecía la entrega del poder que había usurpado.
Cristo podía librarse del espantoso porvenir reconociendo la supre-
macía de Satanás. Pero hacerlo hubiera sido renunciar a la victoria
del gran conflicto.—
El Deseado de Todas las Gentes, 102-103
.
[182]
Llamándolo por su verdadero nombre, Cristo reprochó al engaña-
dor. La divinidad fulguró a través de la sufriente humanidad, y en sus
palabras se manifestó la autoridad del cielo. Aunque el engañador
se había disfrazado de ángel de luz, su verdadero carácter había sido
descubierto por el Salvador del mundo. Lo llamó Satanás, el ángel
de las tinieblas; el que había abandonado su estado de perfección y
había rehusado aliarse con Dios.—
The Signs of the Times, 28 de
marzo de 1895
.
Satanás dejó apresuradamente el campo de batalla como un
enemigo vencido. A las palabras de Cristo: “Vete, Satanás”, el po-
deroso ángel caído no pudo hacer otra cosa que obedecer. Angeles
que exceden en fortaleza estaban allí para proteger al alma tentada y
resistir al enemigo.—
The Review and Herald, 24 de abril de 1894
.
Ángeles del cielo presenciaron las tentaciones de Cristo
Aparentemente, Cristo estaba solo frente a Satanás en el desierto
de la tentación. Pero no lo estaba; los ángeles lo rodeaban. De la
misma manera, los ángeles de Dios son enviados a servir a aquellos
que están bajo los más fieros asaltos del enemigo.—
Manuscript
Releases 16:180
.
Todo el cielo presenció el conflicto entre el Príncipe de la luz
y el príncipe de las tinieblas. Los ángeles estaban listos para inter-
venir en favor de Cristo, si Satanás hubiese traspuesto los límites