Página 157 - La Verdad acerca de los Angeles (1997)

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Los ángeles durante la pasión y muerte de Cristo
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no sellase con la muerte los labios de sus escarnecedores.—
The
Youth’s Instructor, 14 de junio de 1900
.
Entre aquellos que se burlaban de Cristo mientras pendía de la
cruz, se encontraban Satanás y sus ángeles personificados. Satanás
era el que llenaba sus bocas de maldiciones viles; él inspiraba sus
burlas.—
Manuscript Releases 18:72
.
Los principados y las potestades de las tinieblas estaban reunidos
alrededor de la cruz. El gran apóstata, sin manifestarse abiertamente,
dirigía a su hueste que, a su vez, se ligaba con seres humanos en su
lucha contra Dios.—
The Signs of the Times, 14 de abril de 1898
.
[Cristo] luchó con el poder de Satanás, quien declaraba que tenía
a Cristo en su poder, que era superior en fuerza al Hijo de Dios, que
el Padre había negado a su Hijo y que ya no gozaba del favor de
Dios más que él mismo...
Cristo no cedió en el menor grado al enemigo que lo torturaba, ni
aun en su más acerba angustia. Rodeaban al Hijo de Dios legiones de
ángeles malos, mientras que a los santos ángeles se les ordenaba que
no rompiesen filas ni se empeñasen en lucha contra el enemigo que
le tentaba y vilipendiaba. A los ángeles celestiales no se les permitió
ayudar al angustiado espíritu del Hijo de Dios. Fue en aquella terrible
hora de tinieblas, en que el rostro de su Padre se ocultó mientras le
rodeaban legiones de malos ángeles y los pecados del mundo estaban
sobre él, cuando sus labios profirieron estas palabras: “Dios mío,
Dios mío, ¿por qué me has desamparado?”
Mateo 27:46
.—
Joyas de
los Testimonios 1:231-232
.
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Las tinieblas que cubrían la tierra a la hora de la crucifixión,
escondían compañías enteras de agentes celestiales, y la tierra se
sacudía ante la marcha de los ejércitos del cielo. Las rocas se partían,
y por tres horas la tierra se cubrió de una oscuridad impenetrable. La
naturaleza, con su oscuro manto, quería esconder los sufrimientos
del Hijo de Dios.—
Manuscript Releases 5:353
.
El Padre, junto con sus ángeles, se escondía en la espesa oscuri-
dad. Dios estaba junto a su Hijo, sin manifestarse a él ni a ningún
ser humano. Si un rayo de su gloria y su poder hubiera penetrado
la oscura nube, todos los espectadores hubiesen sido destruidos.—
Manuscript Releases 12:385
.
¿Cómo podría el cielo guardar silencio? En la horrible oscuridad
que rodeaba la cruz, en las rocas que se partían, en el bramido del