Página 158 - La Verdad acerca de los Angeles (1997)

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La Verdad acerca de los Angeles
trueno y el fulgor del relámpago, en la tierra que se sacudía al paso de
los ejércitos celestiales, el cielo reaccionaba al ver a su Comandante
sufrir tal indignidad.—
The Review and Herald, 1 de septiembre de
1891
.
Cuando Cristo exclamó: “Consumado es”, los mundos no caídos
quedaron asegurados. Para ellos la batalla había sido peleada y
la victoria conseguida. Satanás no tendría lugar en los afectos del
universo.—
The Review and Herald, 12 de marzo de 1901
.
Los santos ángeles se horrorizaban de que alguien que había
estado con ellos pudiera haber caído tan bajo que fuera capaz de
producir tal crueldad como la que sufrió el Hijo de Dios en el Calva-
rio. Cualquier sentimiento de pena o simpatía que pudieran haber
tenido por Satanás se extinguió en sus corazones.—
The Signs of the
Times, 23 de septiembre de 1889
.
[209]
La mano del sacerdote no fue la que rasgó de arriba abajo el
hermoso velo que dividía el lugar santo del santísimo. Fue la mano
de Dios. Cuando Cristo exclamó: “Consumado es”, el Vigilante
Santo que había sido el huésped invisible en el festín de Belsasar
dictaminó que la nación judía era una nación excomulgada. La
misma mano que trazó sobre la pared los caracteres que registraron
la condenación de Belsasar y el fin del reino de Babilonia, fue la
que rasgó el velo del templo de arriba abajo.—
Comentario Bíblico
Adventista 5:1084
.
[Los dirigentes judíos] bajaron su cuerpo y lo colocaron en la
tumba nueva de José. Rodaron la gran piedra a la puerta del sepulcro
razonando que los discípulos podían venir en la noche y hurtar
su cuerpo. Los malos ángeles celebraban alrededor del sepulcro
pensando que Cristo había sido vencido. Una guardia de soldados
romanos cuidaba la tumba. Los judíos habían tomado las mayores
precauciones para que su triunfo fuera completo. No tomaron en
cuenta, sin embargo, que ángeles celestiales guardaban el lugar
donde su amado Comandante descansaba.—
The Review and Herald,
9 de octubre de 1888
.
No fue sino hasta la muerte de Cristo que el verdadero carácter
de Satanás fue claramente revelado a los ángeles y a los mundos
no caídos. Fue entonces que la prevaricación y las acusaciones de
aquel que había sido un ángel exaltado, fueron vistas en su verdadera
luz.—
The Signs of the Times, 27 de agosto de 1902
.