Página 160 - La Verdad acerca de los Angeles (1997)

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Capítulo 17—Los ángeles desde la resurrección
hasta la ascensión de Cristo
La mañana de la resurrección
Los discípulos descansaron el sábado, entristecidos por la muerte
del Señor, mientras que Jesús, el Rey de gloria, permanecía en la
tumba. Al llegar la noche, vinieron los soldados a guardar el sepulcro
del Salvador, mientras los ángeles se cernían invisibles sobre el
sagrado lugar.—
Primeros Escritos, 181
.
Había transcurrido lentamente la noche del primer día de la
semana. Había llegado la hora más sombría, precisamente antes del
amanecer. Cristo estaba todavía preso en su estrecha tumba. La gran
piedra estaba en su lugar; el sello romano no había sido roto; los
guardias romanos seguían velando. Y había vigilantes invisibles.
Huestes de malos ángeles se cernían sobre el lugar. Si hubiese sido
posible, el príncipe de las tinieblas, con su ejército apóstata, habría
mantenido para siempre sellada la tumba que guardaba al Hijo de
Dios. Pero un ejército celestial rodeaba al sepulcro. Angeles excelsos
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en fortaleza guardaban la tumba, y esperaban para dar la bienvenida
al Príncipe de la vida.—
El Deseado de Todas las Gentes, 725
.
Aunque todavía era oscuro, los vigilantes ángeles sabían que se
acercaba el momento de libertar a su Caudillo, el amado Hijo de
Dios. Mientras ellos aguardaban con profundísima emoción la hora
del triunfo, un potente ángel llegó del cielo en velocísimo vuelo.—
Primeros Escritos, 181
.
El ángel más poderoso del cielo, el que ocupaba el lugar del cual
cayó Satanás, recibió su orden del Padre y, revestido con la pano-
plia del cielo, quitó las tinieblas de su camino. Su rostro era como
un relámpago y sus vestidos blancos como la nieve.—
Comentario
Bíblico Adventista 5:1085
.
Uno de los ángeles que había sido testigo de la humillación de
Jesús, y había guardado el sagrado lugar de su descanso, se unió
con el ángel que había descendido del cielo y ambos se llegaron al
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