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La Verdad acerca de los Angeles
“Entonces, espantados y atemorizados, pensaban que veían es-
píritu. Pero él les dijo: ¿Por qué estáis turbados, y vienen a vuestro
corazón estos pensamientos? Mirad mis manos y mis pies, que yo
mismo soy; palpad y ved; porque un espíritu no tiene carne ni huesos,
como veis que yo tengo. Y diciendo esto, les mostró las manos y los
pies”.
Lucas 24:33-40
.—
El Deseado de Todas las Gentes, 743-744
.
Unos cuantos de los discípulos hicieron entonces del familiar
aposento alto su morada temporal, y a la noche se reunían todos,
excepto Tomás. Una noche, Tomás resolvió reunirse con los demás...
Mientras los discípulos estaban cenando, hablaban de las evidencias
que Cristo les había dado en las profecías. Entonces “llegó Jesús,
estando las puertas cerradas, y se puso en medio y les dijo: Paz a
vosotros”.
Volviéndose hacia Tomás dijo: “Pon aquí tu dedo, y mira mis
manos; y acerca tu mano, y métela en mi costado; y no seas incré-
dulo, sino creyente”... [Tomás] no deseaba otra prueba. Su corazón
palpitó de gozo, y se echó a los pies de Jesús clamando: “¡Señor
mío, y Dios mío!”
Juan 20:26-28
.—
El Deseado de Todas las Gentes,
747-748
.
[223]
Jesús había citado a sus discípulos a una reunión con él en
Galilea; y poco después que terminara la semana de Pascua, ellos di-
rigieron sus pasos hacia allá... Siete de los discípulos estaban juntos.
Iban vestidos con el humilde atavío de los pescadores... Trabajaron
toda la noche sin éxito... Mientras tanto un observador solitario,
invisible, los seguía con los ojos desde la orilla. Al fin amaneció...
y los discípulos vieron de pie sobre la playa a un extraño... Juan
reconoció al extraño, y le dijo a Pedro: “¡Es el Señor!”—
El Deseado
de Todas las Gentes, 749-750
.
En una montaña de Galilea se realizó una reunión, en la cual
se congregaron todos los creyentes que pudieron ser llamados... Al
momento fijado, como quinientos creyentes se habían reunido en
grupitos en la ladera de la montaña, ansiosos de aprender todo lo
que podían de los que habían visto a Cristo desde su resurrección...
De repente Jesús se presentó en medio de ellos. Nadie podía decir
de dónde ni cómo había venido... Ahora declaró que “toda potestad”
le era dada. Sus palabras elevaron los espíritus de sus oyentes por
encima de las cosas terrenales y temporales hasta las celestiales y
eternas.—
El Deseado de Todas las Gentes, 757-758
.