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La Verdad acerca de los Angeles
hechos por demás horrorosos para ser presentados a la vista de los
hombres.—
Seguridad y Paz en el Conflicto de los Siglos, 64
.
La reforma protestante
La bandera del gobernante de la sinagoga de Satanás fue izada, y
el error aparentemente marchaba triunfante, y los reformadores, por
la gracia que les fue dada por Dios, se empeñaron en brillante batalla
contra las huestes de las tinieblas. Me han sido presentados los acon-
tecimientos de la historia de los reformadores. Sé que el Señor Jesús
y sus ángeles han vigilado con intenso interés la batalla contra el
poder de Satanás, quien combinaba sus huestes con los hombres ma-
los, con el propósito de extinguir la luz divina.—
Mensajes Selectos
3:124
.
Lutero
Un día, mientras examinaba libros en la biblioteca de la uni-
versidad, Lutero descubrió una Biblia en latín... Con una mezcla
de reverencia y asombro, abrió las sagradas páginas; con el pulso
acelerado y el corazón exultante leyó por sí mismo las palabras
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de vida, deteniéndose a menudo para exclamar: “¡Oh, si Dios me
permitiera tener mi propia Biblia!” Angeles del cielo estaban a su
lado, y rayos de luz del trono de Dios le revelaron los tesoros de
verdad a su entendimiento.—
The Spirit of Prophecy 4:96
.
Cuando sus enemigos apelaban a la tradición o las costumbres,
o a la autoridad del pontífice, Lutero los confrontaba con la Biblia,
y la Biblia sola. Era un argumento que no podían discutir; y estos
esclavos del formalismo y la superstición clamaban por su sangre...
Pero Lutero no cayó presa de su furia; Dios tenía una obra para él, y
los ángeles del cielo fueron enviados a protegerlo.—
The Spirit of
Prophecy 4:108-109
.
Este hombre solitario, que había agitado la ira de los sacerdotes
y el pueblo, fue citado a Augsburgo para responder por su fe, y
obedeció la citación. Allí estaba, firme y decidido, ante aquellos
que hacían temblar al mundo; un manso cordero rodeado por leones
furiosos. No obstante, por causa de Cristo y de su verdad, se mantuvo
inconmovible. Con una santa elocuencia que sólo la verdad puede