Página 218 - La Verdad acerca de los Angeles (1997)

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La Verdad acerca de los Angeles
estaban revestidos de juventud y belleza inmortales. Los impíos
llevan la huella de la enfermedad y de la muerte.
Todas las miradas de esa inmensa multitud se vuelven para
contemplar la gloria del Hijo de Dios. A una voz las huestes de los
impíos exclaman: “¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!”
No es el amor a Jesús lo que les inspira esta exclamación, sino
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que el poder de la verdad arranca esas palabras de sus labios. Los
impíos salen de sus tumbas tales como a ellas bajaron, con la misma
enemistad hacia Cristo y el mismo espíritu de rebelión. No disponen
de un nuevo tiempo de gracia para remediar los defectos de su
vida pasada, pues de nada les serviría. Toda una vida de pecado no
ablandó sus corazones. De serles concedido un segundo tiempo de
gracia, lo emplearían como el primero, eludiendo las exigencias de
Dios e incitándose a la rebelión contra él.
Cristo baja sobre el Monte de los Olivos, de donde ascendió
después de su resurrección, y donde los ángeles repitieron la promesa
de su regreso. El profeta dice: “Vendrá Jehová mi Dios, y con él
todos los santos... Y se afirmarán sus pies en aquel día sobre el
monte de los Olivos, que está en frente de Jerusalén al oriente; y
el monte de los Olivos se partirá por en medio... haciendo un valle
muy grande... Y Jehová será rey sobre toda la tierra. En aquel día
Jehová será uno, y uno su nombre”.
Zacarías 14:5, 4, 9
.—
Seguridad
y Paz en el Conflicto de los Siglos, 720-721
.
Miramos hacia arriba y vimos la hermosa ciudad, con doce
fundamentos y doce puertas, tres a cada lado del muro, y un ángel
en cada puerta. Entonces exclamamos: “¡Es la ciudad! ¡La santa
ciudad, que está descendiendo del cielo, de Dios!” Descendió con
todo su esplendor y gloria resplandeciente y se situó en la extensa
planicie que Jesús había preparado para ella.—
Spiritual Gifts 1:213
.
Entonces Satanás se prepara para la última tremenda lucha por la
supremacía. Mientras estaba despojado de su poder e imposibilitado
para hacer su obra de engaño, el príncipe del mal se sentía abatido
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y desgraciado; pero cuando resucitan los impíos y ve las grandes
multitudes que tiene al lado suyo, sus esperanzas reviven y resuelve
no rendirse en el gran conflicto... Los impíos son sus cautivos...
Están listos para aceptar sus sugestiones y ejecutar sus órdenes. No
obstante, fiel a su antigua astucia, no se da por Satanás. Pretende
ser el príncipe que tiene derecho a la posesión de la tierra y cuya