Página 226 - La Verdad acerca de los Angeles (1997)

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La Verdad acerca de los Angeles
Epílogo
El tema de la redención es uno en el cual “anhelan mirar los
ángeles”. Será la ciencia y canción de los redimidos por los siglos
sin fin de la eternidad. ¿Acaso no merece ser estudiado y meditado
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cuidadosamente ahora?—
Bible Echo, 1 de enero de 1888
.
Teniendo la Palabra de Dios en la mano, todo ser humano, cual-
quiera sea su suerte en la vida, puede gozar del compañerismo que
escoja. Por medio de sus páginas puede tener comunión con lo mejor
y más noble de la especie humana, y escuchar la voz del Eterno que
habla con los hombres. Al estudiar y meditar en los temas que “anhe-
lan mirar los ángeles” (
1 Pedro 1:12
), puede gozar de su compañía.
Puede seguir las pisadas del Maestro celestial y escuchar sus pala-
bras como cuando él las enseñaba en la montaña, la llanura y el mar.
Puede morar en esta tierra en la atmósfera del cielo, e impartir a los
afligidos y tentados de la tierra pensamientos de esperanza y anhelos
de santidad; puede hacer cada vez más íntimo su compañerismo con
el Invisible, como aquel que antaño anduvo con Dios, acercándose
cada vez más al umbral del mundo eterno, hasta que los portales se
abran y pueda entrar. No se sentirá como un extraño. Lo saludarán
las voces de los santos que, invisibles, eran sus compañeros en la
tierra, voces que él aprendió a distinguir y amar aquí. El que por
medio de la Palabra de Dios ha vivido en compañerismo con el cielo,
se sentirá como en su casa en medio de la compañía celestial.—
La
Educación, 123
.
El Señor aguzará nuestras percepciones a fin de que comprenda-
mos que estos seres poderosos que visitan nuestro mundo desempe-
ñan una parte activa en toda tarea que nosotros consideramos como
nuestra. Esos seres son ángeles ministradores que frecuentemente se
presentan bajo la forma de seres humanos. Como si fueran extraños,
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conversan con quienes están ocupados en la obra de Dios. En lugares
solitarios han sido los compañeros de un viajero en peligro. En bar-
cos sacudidos por la tempestad, ángeles bajo la forma humana han
dirigido palabras de ánimo para disipar el temor e inspirar esperanza
en la hora de peligro, y los pasajeros pensaron que se trataba de
alguno de ellos con quien no habían hablado antes.—
Alza tus Ojos,
82
.