El ministerio actual de los ángeles
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Estoy agradecida por haber podido visitar vuestra escuela [el
colegio Oakwood]. Por años he hecho lo que ha estado a mi alcance
para ayudar a la gente de color, y nunca había visto un trabajo tan
bien comenzado como éste. En todas vuestras experiencias, recordad
que los ángeles de Dios están a vuestro lado; saben lo que hacéis, y
están listos para guardaros. No hagáis nada que pueda disgustarlos.
[21]
Al trabajar con ellos, este colegio llegará a ser un lugar consagrado.
Quiero oír de vuestros éxitos. Todo el cielo está interesado en vuestra
actuación. Hagamos todo lo que esté de nuestra parte para ayudarnos
mutuamente a obtener la victoria. Vivamos de tal manera, que la luz
del cielo pueda brillar en nuestros corazones y mentes y nos capacite
para conseguir los tesoros del cielo.—
Southern Field Echo, 1 de
junio de 1909
.
Los ángeles ayudan en los esfuerzos por recuperar a los
perdidos
Cuando las inteligencias celestiales ven a aquellos que confiesan
ser hijos e hijas de Dios, tratando de ayudar a los errantes como
Cristo lo hizo, manifestando un espíritu tierno y compasivo con el
arrepentido y el caído, los ángeles vienen a su lado para traer a su
memoria las palabras que suavizarán y levantarán al alma... Jesús ha
dado su preciosa vida y su atención personal al menos digno de éstos
sus hermanos más pequeños; y los ángeles, poderosos en fortaleza,
acampan alrededor de los que temen a Dios.—
Healthful Living, 27
.
Los ángeles son enviados desde las cortes celestiales, no para
destruir, sino para vigilar y guardar a las almas en peligro; para
salvar al perdido y traer a los errantes de regreso al redil. “No he
venido a condenar, sino a salvar”, declaró Jesús. ¿No tendréis, acaso,
palabras de consuelo para los errantes? ¿Los dejaréis perecer, o les
extenderéis una mano ayudadora? Alrededor vuestro hay almas que
están en peligro de perecer; tocados por el amor, ¿no las atraeréis al
Salvador? ¿No cesaréis en vuestros reproches y hablaréis palabras
que les inspiren fe y valor?—
The Review and Herald, 10 de mayo
de 1906
.
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Es privilegio de todos los que llenan las condiciones saber por sí
mismos que el perdón de todo pecado es gratuito. Alejad la sospecha
de que las promesas de Dios no son para vosotros. Son para todo