Página 34 - La Verdad acerca de los Angeles (1997)

Basic HTML Version

30
La Verdad acerca de los Angeles
desobediencia que se originó en Satanás.—
The Review and Herald,
4 de agosto de 1910
.
Los primeros indicios del mal
Hubo un tiempo cuando Satanás estaba en armonía con Dios
y se gozaba en ejecutar los divinos mandatos. Su corazón estaba
lleno de amor y gozo al servir a su Creador, hasta que comenzó a
pensar que su sabiduría no provenía de Dios, sino que era inherente
a sí mismo; que él era tan digno como Dios de recibir el honor y el
poder.—
The Signs of the Times, 18 de septiembre de 1893
.
Aunque Dios había creado a Lucifer noble y hermoso, y le había
dado un alto honor entre la hueste angélica, no lo había colocado
fuera de la posibilidad del mal. Estaba dentro de las posibilidades
de Satanás elegir hacer el mal y pervertir sus dones. Podría haber
[35]
permanecido en el favor de Dios, amado y honrado por la multitud
angélica. Dentro de su exaltada posición, podría haber presidido con
espíritu generoso y altruista, y haber utilizado sus nobles poderes
para bendecir a otros y glorificar a su Hacedor. Pero poco a poco,
comenzó a buscar su propio honor y emplear sus poderes para atraer
la atención y la alabanza hacia sí mismo. Gradualmente llevó a los
ángeles que estaban a su cargo a servirlo a él, en lugar de dedicar
toda su energía a servir a su Creador.—
The Spirit of Prophecy 4:317
.
Poco a poco Lucifer llegó a albergar el deseo de ensalzarse...
Aunque toda su gloria provenía de Dios, este poderoso ángel llegó
a considerarla como perteneciente a sí mismo.—
Historia de los
Patriarcas y Profetas, 13
.
Dios comunica el verdadero lugar de Cristo
Antes de que la gran controversia principiase, debía presentarse
claramente a todos la voluntad de Aquel cuya sabiduría y bondad
eran la fuente de todo su regocijo.
El Rey del universo convocó a las huestes celestiales a compare-
cer ante él, a fin de que en su presencia él pudiese manifestar cuál
era el verdadero lugar que ocupaba el Hijo y manifestar cuál era la
relación que él tenía para con todos los seres creados... Ante los
habitantes del cielo reunidos, el Rey declaró que ninguno, excepto