Página 45 - La Verdad acerca de los Angeles (1997)

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Los ángeles rebeldes son expulsados. La caída de Adán y Eva
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Había dado la nota; luego toda la hueste angélica se había unido a
él, y entonces en todo el cielo habían resonado acordes gloriosos
en honor de Dios y su amado Hijo. Pero ahora, en vez de esos
dulcísimos acordes, palabras de ira y discordia resonaban en los
oídos del gran rebelde... Se acerca la hora de la adoración, cuando
los santos y resplandecientes ángeles se postran delante del Padre.
Nunca más se unirá al cántico celestial. Nunca más se inclinará,
reverente y con santo temor ante la presencia del Dios eterno...
Satanás tembló al contemplar su obra. Meditaba a solas en el
pasado, el presente y sus planes para el futuro. Su poderosa contex-
tura temblaba como si fuera sacudida por una tempestad. Entonces
pasó un ángel del cielo. Lo llamó y le suplicó que le consiguiera
una entrevista con Cristo. Le fue concedida. Entonces le dijo al Hijo
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de Dios que se había arrepentido de su rebelión y deseaba obtener
nuevamente el favor de Dios. Deseaba ocupar el lugar que Dios le
había designado previamente, y permanecer bajo su sabia dirección.
Cristo lloró ante la desgracia de Satanás, pero le dijo, comunicándole
la decisión de Dios, que nunca más sería recibido en el cielo... Las
semillas de la rebelión todavía estaban dentro de él...
Cuando Satanás se convenció plenamente de que no había posi-
bilidad alguna de recuperar el favor de Dios, manifestó su maldad
con odio acrecentado y ardiente vehemencia...
Como no pudo lograr que lo admitieran en el cielo, montó guar-
dia en la entrada misma de él, para mofarse de los ángeles y buscar
contiendas con ellos cuando entraban y salían.—
La Historia de la
Redención, 24-27
.
La creación de la tierra y de la humanidad
Los ángeles leales se apesadumbraron por el destino de aquellos
que habían sido sus compañeros de felicidad y dicha. Su pérdida se
sintió en el cielo. El Padre entonces consultó a Jesús en relación a
la posibilidad de cumplir inmediatamente su propósito de crear al
hombre para que habitase la tierra.—
The Signs of the Times, 9 de
enero de 1879
.
Las más brillantes y exaltadas “estrellas del alba” alababan...
la gloria de Cristo en la creación, y anunciaban su nacimiento con
cantos de regocijo.—
The Signs of the Times, 4 de enero de 1883
.