Página 50 - La Verdad acerca de los Angeles (1997)

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La Verdad acerca de los Angeles
fragancias de las flores y la belleza de árboles y arbustos. Pensaba en
la restricción que Dios había establecido en relación con el árbol de
la ciencia. Se complacía en la belleza y abundancia que Dios había
provisto para satisfacer cada necesidad. Todo esto nos ha sido dado
por Dios para gozarlo—pensaba Eva—todo es nuestro, porque Dios
ha dicho: “De todo árbol del huerto podrás comer; mas del árbol de
la ciencia del bien y del mal no comerás”.
Génesis 2:16-17
.
Eva se acercó al árbol prohibido curiosa por saber cómo la muerte
podía encubrirse en el fruto de tan hermoso árbol. Se sorprendió al
escuchar sus propios pensamientos repetidos por una extraña voz:
“¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto?”
Génesis 3:1
. Eva no se había dado cuenta que al pensar en voz alta
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había revelado sus pensamientos. Por tanto se asombró al escuchar
sus dudas repetidas por una serpiente.—
The Review and Herald, 24
de febrero de 1874
.
Con palabras suaves y agradables, y con voz melodiosa, [Satanás]
se dirigió a la maravillada Eva, que se sintió sorprendida al verificar
que la serpiente hablaba. Esta alabó la belleza y el extraordinario
encanto de Eva, lo que no le resultó desagradable...
Eva estaba encantada, halagada, infatuada.—
La Historia de la
Redención, 33-34
.
Eva pensó que si la serpiente podía conocer sus pensamientos
debía ser muy sabia. Su respuesta fue: “Del fruto de los árboles del
huerto podemos comer; pero del fruto del árbol que está en medio
del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no
muráis. Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; sino que
sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos,
y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal”.
Génesis 3:2-5
.
Aquí el padre de la mentira hizo su aserto en abierta contradic-
ción a la expresa palabra de Dios. Satanás aseguró a Eva que ella
había sido creada inmortal y que no existía siquiera la posibilidad
de que muriese. Le dijo que Dios sabía que si comían del fruto del
árbol de la ciencia, su entendimiento sería iluminado, expandido
y ennoblecido, haciéndolos iguales a Dios... Eva pensó que había
sabiduría en las palabras de la serpiente... Miró con ardiente deseo
el fruto del árbol que parecía ser delicioso. La serpiente lo estaba
comiendo con aparente deleite.
En su discusión con la serpiente, Eva había agregado una ex-
[59]