Página 51 - La Verdad acerca de los Angeles (1997)

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Los ángeles rebeldes son expulsados. La caída de Adán y Eva
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presión al mandato de Dios; Dios había dicho a Adán y Eva: “Mas
del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día
que de él comieres, ciertamente morirás”.
Génesis 2:17
. Mas Eva
agregó: “Ni le tocaréis, para que no muráis”. Esta declaración le
dio a la sutil serpiente una ventaja.—
The Review and Herald, 24 de
febrero de 1874
.
[Satanás] le dijo que al comer del fruto de este árbol, alcanzarían
una esfera de existencia más elevada y entrarían en un campo de
sabiduría más amplio. Añadió que él mismo había comido de ese
fruto prohibido y como resultado había adquirido el don de la pala-
bra. Insinuó que por egoísmo el Señor no quería que comiesen del
fruto, pues entonces se elevarían a la igualdad con él.—
Historia de
los Patriarcas y Profetas, 37
.
La curiosidad de Eva se había despertado. En vez de huir de ese
lugar, se quedó allí para escuchar hablar a la serpiente. No cruzó
por su mente la posibilidad de que el enemigo caído utilizara a ésta
como un médium.—
La Historia de la Redención, 34
.
¡Con qué intenso interés el universo entero contempló el conflic-
to que habría de decidir la situación de Adán y Eva! ¡Cuán atenta-
mente escucharon los ángeles las palabras de Satanás, el originador
del pecado, mientras colocaba sus propias ideas por encima de los
mandatos de Dios y buscaba, mediante su razonamiento engañoso,
anular el efecto de la ley de Dios! ¡Cuán ansiosamente esperaron
para ver si la santa pareja sería engañada por el tentador y cedería a
sus artimañas!...
Satanás representó a Dios como un engañador; como alguien
que desea privar a sus propias criaturas de un don más elevado.
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Los ángeles escucharon con pena y asombro esta declaración en
la que Satanás colocaba sus miserables atributos como parte del
carácter de Dios. Sin embargo, Eva no se horrorizó al escuchar esas
falsas acusaciones contra el santo y supremo Dios. Si ella hubiera...
recordado todas las muestras de su amor, si hubiese huido al lado de
su esposo, podría haberse salvado de la tentación del maligno.—
The
Signs of the Times, 12 de mayo de 1890
.
El tentador arrancó el fruto y se lo alcanzó a Eva. Ella lo tomó.
“Ahora bien—dijo el tentador—, se les había prohibido hasta que lo
tocaran, porque morirían”. Le dijo entonces que no experimentaría
más daño o muerte al comer el fruto que al tocarlo o sostenerlo entre