Página 52 - La Verdad acerca de los Angeles (1997)

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La Verdad acerca de los Angeles
las manos. Eva se envalentonó al no sentir las señales inmediatas
del desagrado de Dios. Le pareció que las palabras del tentador eran
sabias y correctas. Comió, y se sintió deleitada con el fruto. Su sabor
le resultó delicioso, y se imaginó que estaba experimentando en sí
misma sus maravillosos efectos.—
La Historia de la Redención, 36
.
No había nada de venenoso en el fruto del árbol del conocimien-
to; nada que pudiera causar la muerte al comerlo. El árbol había sido
colocado en el huerto como una prueba de su lealtad a Dios.—
The
Signs of the Times, 13 de febrero de 1896
.
Eva come del fruto y tienta a Adán
Eva comió del fruto, y se imaginó que estaba experimentando
la sensación de una vida nueva y exaltada... No sintió ningún mal
efecto; nada que pudiera indicar la cercanía de la muerte. Por el con-
trario, y tal como la serpiente había dicho, comenzó a experimentar
una sensación placentera, y se imaginó que era la sensación que los
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ángeles sentían.—
Testimonies for the Church 3:72
.
Tomó entonces del fruto y comió, e imaginó que sentía el poder
vivificante de una nueva y elevada existencia como resultado de
la influencia estimulante del fruto prohibido. Se encontraba en un
estado de excitación extraña y antinatural cuando buscó a su esposo
con las manos llenas del fruto prohibido. Le habló acerca del sabio
discurso de la serpiente y manifestó su deseo de llevarlo inmedia-
tamente junto al árbol del conocimiento. Le dijo que había comido
del fruto, y que en lugar de experimentar una sensación de muerte,
sentía una influencia estimulante y placentera. Tan pronto como Eva
desobedeció se transformó en un medio poderoso para ocasionar la
caída de su esposo.—
La Historia de la Redención, 36
.
Una expresión de tristeza cubrió el rostro de Adán. Quedó atónito
y alarmado. A las palabras de Eva contestó que ése debía ser el
enemigo contra quien se los había prevenido; y que conforme a la
sentencia divina ella debía morir. En contestación, Eva le instó a
comer, repitiendo el aserto de la serpiente de que no morirían. Alegó
que las palabras de la serpiente debían ser ciertas puesto que no
sentía ninguna evidencia del desagrado de Dios...
Adán comprendió que su compañera había violado el manda-
miento de Dios, menospreciando la única prohibición que les había