Página 58 - La Verdad acerca de los Angeles (1997)

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La Verdad acerca de los Angeles
humana. Se les requirió que pusieran en práctica un sistema basado
en la humilde obediencia, que manifestaran reverencia hacia Dios y
su fe y su dependencia en el Redentor prometido, por medio de la
muerte de los primogénitos del rebaño y la presentación solemne de
ellos junto con su sangre como holocausto ofrecido al Señor...
[Caín] no estaba dispuesto a seguir estrictamente el plan de obe-
decer y conseguir un cordero para ofrecerlo con los frutos de la tierra.
Simplemente tomó lo de la tierra y pasó por alto el requerimiento de
Dios... Abel aconsejó a su hermano que no se presentara delante del
Señor sin la sangre de los sacrificios. Caín, puesto que era el mayor,
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no quiso escuchar a su hermano...
Abel trajo los primogénitos de su rebaño, y de los mejores,
como Dios lo había ordenado; y con humilde reverencia presentó
su ofrenda con plena fe en el Mesías venidero. Dios la aceptó. Una
luz procedente del cielo consumió la ofrenda de Abel. Caín no vio
manifestación alguna de que la suya hubiera sido aceptada. Se airó
con el Señor y con su hermano. Dios estuvo dispuesto a enviar a un
ángel para que conversara con él.
Este le preguntó por qué estaba enojado, y le informó que si
obraba bien y seguía las indicaciones que Dios le había dado, el
Señor lo aceptaría y apreciaría su ofrenda. Pero que si no se sometía
humildemente a los planes de Dios, y no creía ni le obedecía, ésta no
podría ser aceptada. El ángel dijo a Caín que no había injusticia de
parte de Dios, ni favoritismo por Abel, sino que como consecuencia
de su propio pecado y desobediencia al expreso mandamiento del
Señor, no podía aceptar su ofrenda; pero que si obraba bien sería
aceptado por el Altísimo... Pero aun después de haber sido fielmente
instruido, Caín no se arrepintió... Impulsado por sus celos y su
odio contendió con Abel y lo cubrió de reproches... Mientras Abel
justificaba el plan de Dios, Caín se enojó, y su odio creció y ardió
contra Abel hasta que en un arrebato de ira le dio muerte.—
La
Historia de la Redención, 54-56
.
Adán y los ángeles instruyen a los antediluvianos
Las ventajas que gozaron los hombres de aquellos tiempos [an-
tediluvianos] para obtener un conocimiento de Dios por el estudio
de su obra, no han sido igualadas desde entonces. Lejos de ser una
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